Con este texto, rompo una promesa de años. Nada de comentarios, criticas, o cualquier otra cosa, para el cine pretendidamente raro, o malo. Pero, no tengo otro remedio. No voy a soportar de nuevo otra ola ( nunca más apropiada la palabra) de debates y comentarios sobre una pelicula del montón, por el mero hecho de estar precedida por un alud llamado Sundance Festival. Basta que los productores más ladinos jueguen con nuestra imaginación y traicionen la esperanza que todos tenemos de encontrar un cine más inteligente. Por supuesto, no puedo negar que muchas de las grandes obras de la última década provienen de esa cantera silenciosa y fértil que es el cine independiente, pero esta vez, me siento utilizada ( para variar ) por la inescrupulosidad de una maquinaria que abusa de nuestra sed de buenas propuestas filmicas.
¿a que viene tanto escándalo? A la exhibición de otro fenómeno salido de Sundance, titulada Mar abierto.
Pero antes de entrar en el tema, hagamos un poco de memoria. Quiero justificar la deslealtad que cometo hacia mis principios de criticona de manera conveniente.
Año: 1999.
lugar: Festival de Sundance, Utah.
Hora: después del estreno de The Blair Witch Proyect.
Son las 11: 45 de una noche particularmente helada. Cientos de espectadores se adentran en la noche de Utah, aterrados ante la maldad que podría acechar en la oscuridad. El fenómeno solo comienza. Doce horas más tarde, la pelicula habrá sido vendida a un distribuidor ( Artisan, que estaba al borde de la quiebra antes de hacer el negocio más rentable de la historia). Una semana después, la página web irrumpirá en el espacio virtual, dando como verídica la historia del argumento. En dos meses, se exhibia restringuidamente en 14 cines de la ciudad de Nueva York, pero su fama la precede. Ya se habla del horror silente, del espanto que se desliza entre las sombras del cine. En los cuatro meses siguientes, el film recaudará la increible suma de 120 millones de dolares, lo que significa que teniendo una inversión inicial de 10 mil dolares, la convierte en un fenómeno de taquilla nunca antes visto. Se harán debates por televisión sobre la veracidad de la cinta, se convirtirá en un fenómeno pop. Finalmente, al cabo de medio año de especulaciones, Melissa River destruirá la leyenda local cuando presente en E! news a los chicos supuestamente desaparecidos. Luego, Eduardo Sánchez y Daniel Myrick, los directores de la cinta, obtendrán un contrato de 200 millones de dolares con Miramax, para producir la segunda y tercera parte de su proyecto. Solo llegaran a realizar la segunda: The Book of Shadow, con pesimos resultados de taquilla y de critica. La magia terminó. El ombligo del horror del bosque de las colinas negras, Maryland, se descubre como una trampa caza bobos de corta vida útil. Los derechos de la tercera parte ( carente de nombre y guion) languidece aun en alguna gaveta polvorienta de la productora.
Todos recordamos el episodio. Fui una de las que tomó asiento en el cine, emocionada y perpleja, preparada para lo peor. Me identifiqué con el trio desaparecido: la osada directora Heather ( Heather Donahue), el apacible camarografo Josh (Joshua Leonard) y el ordinario sonidista Mike ( Michael Williams). Me asusté con los pasos misteriosos que hacian crujir las ramas cerca de la tienda de los chicos y me sobresalté con las efigies siniestas que colgaban de los árboles. Lo confieso! me dejé engañar, me dejé llevar ( con total complacencia) con el timo más viejo de la historia: nunca muestres sangre, porque no hay nada más aterrador que la imaginación del público. Sí y sí. Mea culpa. Contribuí al mito, e incluso, me atreví a pensar que podía ser una pelicula original, a pesar de la resolución ambigua que me dejó con un sabor de indefinida confusión en la boca.
Sin embargo, y en esto he de ser muy enfática, siempre me opuse a levantar a de The Blair Witch Proyect, como un emblema del nuevo cine independiente, que utiliza sus escasos recursos como una ventaja. Jamás me uní al coro de voces que la declaraban la pelicula de horror más fuerte que se había hecho. Me opuse a la histeria que la palabra Sundance suele crear en el ambiente del espectador, restringuiendome a lo básico: insistir en que se trataba de una propuesta interesante, pero sin mayor trascendencia. Solo un barato y sorpresivo experimento.
Pero, como es obvio, lo que sucedió fue demasiado...conveniente para los bolsillos de las distribuidoras y productoras como para no intentar revivirlo, si se cabe aun mejor, porque ya se conocía la técnica infalible. Es aquí donde surge el nuevo "fenómeno". Mar abierto, otro experimento barato con infulas de obra trascendental.
Ya la historia la conocemos. La acabo de relatar. Pero refresquemos los datos obvios: la pelicula salió del festival de Sundance en 2004. Todo lo demás, sigue la linea de The Blair...: una historia en apariencia verídica con un argumento precario: La infeliz pareja protagónica ( interpretada por los desconocidos Blanchard Ryan y Daniel Travis) viaja de vacaciones a un paradisiaco lugar, donde luego de una serie de mal entendidos y errores muy poco convincentes, resultan abandonados a la deriva en medio del mar. La producción tiene unos muy limitados recursos, y el director es a la vez el guionista, editor y musicalizador del film ( el debutante Chris Kentis). Como suele suceder en este tipo de proyectos, las leyendas urbanas rodeando la filmación:no se utilizaron dobles ni efectos especiales, el equipo de filmación tuvo que sufrir condiciones extremas, unos de los actores fue atacado por tiburones.. blah blah blah. El nudo de la acción, como es notorio es muy similar que el de los chicos perdidos en el bosque. Solo que en esta ocasión, se trata de dos submarinistas enfrentandose a un peligro más tangible que la invisible Bruja.
No nada hay original en esta propuesta embotellada! Tristemente, Sundance Festival no nos brinda la frescura que tanto necesita el cine actual, sino estas medio verdades filmicas, envueltas en argumentos sosos y terribles juegos de optica.
Para ser del todo justos, diré que la pelicula no es del todo aborrecible. Ni siquiera es monótona. Cuando la vi, me entretuvo, propósito primordial del cine. Quitando algunas escenas de folletin ( la pelea de la pareja perdida en medio del mar sobre quién tenía la culpa de haber llegado a tan precaria situación es ridicula y rompe la tensión de inmediato) la trama consigue mantener un suspenso disparejo hasta el desenlace final, que no contaré aquí en beneficio de los que quieran verla. Pero de allí, a considerarla una "pequeña obra maestra" ( Times del 12 de septiembre de 2004) o "una oscura reflexión sobre la naturaleza humana" ( El Clarín, 10 de octubre del 2004) es totalmente desproporcionado. Estamos cayendo de nuevo en el jueguecito de buscar una profundidad que no existe a una propuesta débil, que no es más que un estudio disparejo de 65 minutos sobre el suspenso y la vulnerabilidad. El hilo hala de nosotros hacia los rostros de la pareja en desgracia, en apariencia calma que se derrumba con una lentitud inexplicable. No existe en ellos el primitivo horror que podría despertar una situación semejante en la mente humana, o el instinto insidioso de caer en la desesperación. Las escenas se resuelven de manera tosca e incluso las que podrían darle una austera, pero valedera solidez, estan tan mal planeadas que estorban dentro de la propuesta principal, nunca mostrada por completo. La pelicula termina y jamás sabemos si la pareja tuvo posibilidades reales de sobrevivir, o si, por el contrario, estaba destinada al infortunio debido a una serie de casualidades que no podían controlar. Un poco aburridos e insultados en nuestra inteligencia, asistimos a un clímax aparentemente existencialista, sin más merito que darle una crueldad sádica a una historia sin alicientes. Como insulto final, mientras los escasismos créditos aparecen en pantalla, se intenta alimentar nuestra morbosidad con una anecdota imposible que remata con vulgaridad la incoherencia anterior.
¿No les recuerda demasiado a Heather corriendo escaleras arriba, solo para encontrar a Mike de pie, paralizado, ante lo que parecía el mayor de los horrores?
Corte, se imprime.
Desconcertado silencio de la audiencia.
Por todos estos motivos, insisto: Mar abierto es solo una nueva manera de manejar el mercado reciente de ávidos buscadores de cine "original" más que conceptual. No se dejen engañar por la leyenda que el cine austero significa automaticamente calidad. Ojo crítico con estas seudas obras de valor, que solo intentan jugar con nuestra avidez de historias frescas y la mente siempre despierta de un público en busca de versatilidad.
Sé que es una critica pero que muy tardía, pero es que no sabía de esta página hasta el lunes.
Comuniquese y publiquese!
Öó
|