“..He mojado mis sábanas blancas recordándote...” Eddie Santiago



Palabra clave en la salsa erótica, sin embargo tan bien tratada en la poesía elegante y maldita. Sábanas.

Las mías en particular han llevado julepe en los últimos días, tanto así que las he tenido que lavar una y otra vez para borrar los restos de tu olor y los vestigios de manchas de charcos, de fluidos que señalan una noche de pasión alborotada y plenamente satisfactoria.

Pero lo que más me perturba es tu olor pegado a las fundas, a la cobija, a la sábana, que me despierta a medianoche y a tientas comienzo a buscarte como si abrazar una almohada supliera tu pecho o tu calor...nada que ver.

El fabuloso detergente ese que acondiciona las telas, promete quitar el olor y sustituirlo con un aroma delicado. El increíble detergente lo logra, pero sólo por pocos días hasta que vuelves aparecer en ésta parada que se llama mi cama y vuelves a invadir las sábanas y a impregnarlas de semen, volcán y sudor.

Y no puedo hacer mucho, porque yo participo sudando, brotando cascadas de maravilla, orgasmos múltiples, y mojo, mojo una y otra vez, las rojas y candentes sábanas del cuadrilátero horizontal.

Me acuerdo lo que aprendí acerca del trato medieval donde el macho tenía que enseñar la sábana manchada de la orgullosa sangre de la doncella desvirgada. De la sábana con un huequito en el medio para que las esposas frustradas pudieran descubrir el miembro erecto del marido y copular, a fin de tener un bello y robusto heredero. Doy gracias por vivir en los 70, 80, 90 y ahora los incipientes 2000....

Las sábanas no sólo me traen recuerdos sexuales, me recuerdan también las casitas que hacía en mi infancia donde me escondía en una carpa parapeteada, casi igual a la del carricito de Sexto Sentido, pero sin fantasmas atemorizantes. Me recuerdan, a fantasmas, pero unos bien locos que yo creaba con un par de huecos para los ojos y un buen sonido de fondo, un éxito en la casa del terror en la verbena del colegio.

De ahí, salto a mis propias sábanas llenas de olores que me adormecen y me llenan de nostalgia que mato a punta de lavadora y resistencia.

Grama, tierra, arena, lodo, ascensores, todo terreno..No nos hacen falta las sábanas para amarnos, yo contigo, donde sea. Váyalo Eddie....