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Los pisos rojos se funden bajo mis pies, escucho a lo lejos, los sonidos de un curso llena de chicos amortiguados por las gruesas paredes del aula ¿A quien le importa ya –me pregunto- que haya salido de clases? ¿Es que alguna vez siquiera me miraron? Sin embargo, siempre hablaban de mi, lo sé siempre los oía rumoreando y señalándome con un dedo. Pero ya me fui y ellos lo saben. Dudo que me busquen, de todos modos yo era solo un chisme, un tipo mas de quien burlarse. Bueno mejor no sigo recordando esos momentos. Levanto la vista y veo unas escaleras que están agrandándose delante. Anoche estaba todo tan bien que el sol me parece un cretino dispuesto a arruinar cualquier velada. Estúpida mente mía todavía sigo recordando. Pero eso se va a parar hoy mismo. En las escaleras alguien me saluda, supongo que la... o lo conozco, ni siquiera me fije en el sexo del individuo. Al terminar la escalera me dirijo al baño. Después de lavarme un poco la cara me miro fijamente en el espejo. No reconozco esos ojos color almendra que se empecinan en sostenerme la mirada, pero eso ya no me importa, ni siquiera me preocupo por lo desaliñado que estoy ni por mi pelo completamente desarreglado. Salgo del baño y me dirijo instintivamente hacia la salid. Me voy para la puerta y alguien (supongo que el guardia) me dice que lo lamenta. Rodeo al colegio y ya llego a la costanera, que por estas horas de la mañana está completamente desierta, ni los patos se me acercan pero a mi no me importa. Ya no. Veo el pasto y me acuerdo de cosas bonitas, de chicos revolcándose y de ropas sucias. Siguiendo mi instinto, me recuesto y veo como las hojas van muriendo y cayendo hacia mi cara. Veo un hipócrita cielo azul como diciéndome que disfruta de todo esto. A mi no me importa más esa clase de cosas. Me acuerdo que alguna vez la quise, perdón la quise demasiado pero ella no era para mi o no era el momento indicado. Pero ya no más. Me levanto, un tanto mareado por el cambio de presión. Veo el agua sin pena ni dolor. Solo con el resentimiento de no haber hacho lo suficiente. De repente y sin previo aviso alguien atrás mío me llama. Es ella , sin lugar a dudas pero no lo es como tendría. Esta llorando pero no se da cuenta. Me dice que la obligaron a venir a detenerme y otras tantas estupideces “dijeron que soy la única persona que puede detenerte así que me mandaron a buscarte” yo escuchaba su voz como si saliera de algún lugar indefinido, todos lados y al mismo tiempo de ninguno. Entonces le digo que hasta cuando va a seguir mintiéndome y mintiéndose a si misma. Como única respuesta se larga a llorar desconsoladamente contra mi pecho. Yo la contuve. De todo ella era una de pocas personas que alguna vez había querido y ella, sumergida en llanto, me dice que siempre me amó, que ahora era una infeliz. Que no podía dejarla sola, Etc. Le dije que por un lado si hubiera dicho esas mismas palabras un mes atrás capas que ahora seriamos felices. Y por el otro que no podía ser tan egocéntrica como para pensar que con su llanto iba a impedir un suceso que solo me incumbe a mí. Pero ya es tarde, ya nadie me puede dar la inyección a tiempo antes de que se me pudra el corazón. Me dice que no, que se puede seguir adelante. Yo le digo adiós. Ya no queda nada por hacer.

“Bang, bang, bang, hojas muertas que caen
Siempre igual los que no pueden más
Se van... ”
Serú Giran

Texto agregado el 18-05-2005, y leído por 134 visitantes. (0 votos)


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