Metió sus ojos en el mar Quemo las palmas de las manos Pudo oírte Y no quiso ir a buscarte Su mirada blanca Sus ojos negros Sintió el frió de la noche Se enoja Pero la bestia sigue despierta Un laberinto la desnuda Nos conoce.
Texto agregado el 18-05-2005, y leído por 128 visitantes. (0 votos)