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Sábado por la noche, madrugada para ser exactos. El centro de la ciudad de Buenos Aires era un mundo de gente. Adolescentes que iban y venían con sus atrevidas ropas, adultos que criticaban lo que veían y algún que otro viejo sorprendido de cómo la juventud fumaba en la puerta de sus casas. La ciudad era un caos, largas filas por todos lados y celulares sonando cada minuto. Mi cabeza iba a estallar.
De vez en cuando pasaba algún joven fumando aquella hierba loca que me atesto de recuerdos sobre mi juventud y...claro, siempre esta la tentación de decirle “nene, convídame”.
Atrás de toda esa gente, estaba yo. Un hombre relativamente joven y solitario que prefiere recorrer calles un fin de semana. Usted estará pensando que soy un antisocial, no se equivoca demasiado, pero lo que no sabe es que me acosan los problemas. Me pelie con mi novia de años hace una semana y la plata no me alcanza ni para comprar un agua mineral. Gracias que tengo la calle, que todavía es gratis...
Por eso es que hoy me calce mis jeans claritos y una camisa negra algo ajustada, la cual me hace sentir mas alto y flaco de lo que soy, para olvidarme de problemas. No llame a mis amigos, que son pocos. Hoy salgo solo, necesito despejarme.
¿Se habrá echo un panorama de cómo soy no? Por las dudas se lo defino en una palabra: ambiguo.
Como venia diciendo, había mucha gente ese sábado lluvioso de mayo. La llovizna me inundaba el cuerpo, necesitaba entrar a algún lugar. No muy lejos, a unas dos cuadras divise un bar lo bastante grande y turbio como para emborracharse, que en definitiva era lo que buscaba esa noche.
Camine con paso rápido hacia aquel antro, y una vez estando adentro el humo del cigarrillo atravesaba mis fosas nasales, las luces rojas eran despampanantes y unas grandes mesas de pool eran la perdición de mas de uno.
Me senté en la única mesa libre que quedaba, enseguida una linda señorita me atendió y le pedí lo mas fuerte que tenga. Me trajo una botella de vodka.....la cual fue mi ruina. Estaba feliz, tenía lo que quería aquella noche: mi alma, dos cigarrillos y una botella de vodka que no sabía como pagar. El blues del lugar era la frutilla para mi borrachera.
Con la mirada sumamente perdida en la gente que pasaba y ni reparaba en mi, mis ojos se desviaron a una mesa. También estaba sola, pero no era ocupada por otro borracho anónimo como yo....si no por una mujer. ¿Mujer? ¿Es que veo bien o el alcohol me hace alucinar? No, aquel ser precioso era una hermosa dama. Sola. Muy sola.
Sin quererlo me quede vislumbrando, entre las imperfecciones de la luz del lugar, su pelo largo y negro haciendo compás con su piel perfectamente blanca y pintada. Vestía normal, un simple jean clarito (¿igual que los míos?) y una musculosa con una inscripción que no llegaba a ver. ¿Cómo puede estar sola aquella hermosa dama que ni se movía, ni pestañaba? Como si me hubiese escuchado, tomo su cartera y saco un pañuelo. Estaba llorando.
Usted no se imagina lo que sintió mi corazón en ese momento.....fue el peor instante de mi vida. No aguantaba un minuto mas verla llorar de esa forma. Inconscientemente me incorpore de mi silla y aparentando estar lo mas lucido posible enfile para su lado. Cada vez que me acercaba un poco más era llegar a la felicidad. Tenia que parar su llanto.
- Por favor, deja de llorar....me hace mal- le dije mirando aquellos ojos desbordados en agua.
Me miro sin pronunciar palabra. Por un minuto me sentí el hombre más estupido del mundo.
- Si tanto mal te hace, parare de llorar- exclamo sin poder contener una ultima lagrima.
Esa voz, en algún lado la escuche. Tal vez en sueños, capaz en películas....pero me llenaba de amor.
- ¿Por qué lloras?- pregunte esforzando la voz sobre la ruidosa música del bar.
- ¿Por qué estas solo, borracho y aquí conmigo?- la remato ella.
- No estoy borracho- no podía ser tan mentiroso.
- Si vos no estas borracho, yo estoy feliz...- sus ojos volvieron a llorar.
La tome del brazo y la mire a los ojos, no pude contenerme....la bese.
Y puedo asegurar que fue el beso más dulce, tierno y lindo que di en mi vida.
- ¿Que haces?- se enfureció echándome atrás con un empujón.
- Bien puedo ser un borracho que no conozcas, pero hoy por mí paraste de llorar...y por esa misma razón nunca mas te vas a olvidar de este beso.
Se quedo perpleja, lo pude notar a distancia.
- ¿O no es verdad que llorabas por algún amor perdido por ahí? Yo también estoy acá por eso...pero te vi... y fue un impulso. Si te ofendí, discúlpame.
La mire por ultima vez a los ojos y me fui. Pero alguien me tomo del brazo y me beso. Otra vez aquella sensación de alegría, placer y amor.
- Te amo- susurre.
- Yo también – escuche de aquella infantil voz.
De nuevo la bese, y la seguí besando....una y otra vez, mimándola a cada instante, llegando a un punto máximo de placer, dándole el amor que jamás le profesaron.
Y pasaron los minutos, las horas....y cada vez yo estaba más enamorado. La amaba.
- Te amo, te quiero mucho- susurro
- No te vallas nunca – murmure
La abrase, y permanecimos así durante mas de media hora.... creo, porque en ese momento juro que perdí la noción del tiempo.
El rock sonaba con mucha fuerza en aquel pub, las parejas bailaban desenfrenadas y así fue tal que la perdí. Entre la multitud que nos empujaba de un lado al otro, la mesa que casi se cae y unos borrachos que se peleaban se me soltó de las manos y nunca mas la vi. Me quede pasmado, mire para todos lados....tanteaba a la gente, la empujaba. Nada. Como si aquella persona jamás hubiese existido. Quise gritar su nombre... me di cuenta que no lo sabia.
Me senté en un bordecito y espere....aguarde a que la gente saliera al amanecer, descontrolada e irreconocible del bar. Pero nada, ni siquiera una mujer que se le pareciera un poquito. Fui el ultimo en salir, un gran señor vestido de negro ordeno que me retiren.
Cuando vi la luz del resplandeciente sol de domingo tome conciencia de mi estado. Estaba rasguñado, herido y mis ojos colorados. En mi mano tenia una gran botella de vodka. La mire y contemple su parecido con alguien. Ahí me di cuenta de mi estado, realmente estaba enamorado de aquella botella. La amaba, era hermosa, ella había sido mi compañera toda esa loca noche. No estaba llorando, solo sacaba espuma. No estaba loco, me enamore de una botella.

Texto agregado el 18-05-2005, y leído por 137 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
20-05-2005 Sigue asi...Saludos jimmi
 
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