No entiendo bien porqué
pero,
veo en el ondear de mi bandera
más de tres colores:
más que verde,
que blanco y colorado.
No la puedo ver bien,
el banderero la agita
con más maña que orgullo,
y de alguna manera
nunca la extiende toda.
... Como que gira el asta hacia
la izquierda... pero
resulta envuelta ...
¡al otro lado ...!
¡ Mira !
hasta parece que hay ... ¿ estrellas ... ?
¡ No puede ser !
Yo me acuerdo que había
una águila,
una águila y la serpiente derrotada,
ah, y un nopal,
un nopal, si, y un lago,
pero... ¿ estrellas ?
Y hay más,
en un momento en que el sol
la hiere a trasluz,
hasta parece que a lo largo:
Destrozando lo verde,
lo blanco y colorado,
se transparentan unas como rayas,
¡ Sí... unas como rayas paralelas,
... como... barras... !
No la puedo ver bien,
el banderero la agita demasiado
como si fuera un rito de misterio
( de ocultismo ).
Más que un lábaro, parece que
agitara un estandarte,
un banderín...
¡ No tiene majestad su movimiento !
Pero antes de guardarla,
el centro se entreabrió.
No sé si fue un error del banderero
o que el águila extendió sus alas,
pero yo vi
- lo juro -
yo vi que el águila lloraba... !
…una lágrima brillante y amarga…
Y a su paso,
las barras y las estrellas
regresaron a ser
lo que siempre fueron:
¡ Esa azul y roja porquería
con que el imperio ensucia
la bandera ajena... !
¡ Ah banderero !
Ah banderero,
me engañaste.
Me tenías casi ciego
pero,
ésa lágrima brillante y amarga
me limpió la vista...
¡ Ah banderero !,
banderero,
un día,
( con voz de muchos )
yo te voy a exigir:
¡ver muy bien mi bandera !
La quiero ver abierta
parte a parte.
Un día, banderero,
yo voy a ondearla lentamente...
Voy a juntar mi lágrima
a otras lágrimas.
A la del águila serena,
majestuosa,
liberada.
Limpia ya de hipotecas
y de sellos,
limpia ya de la barra y
de la estrella...
Y limpia, al fin ...
¡ de tanto renegado banderero... !
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