Tengo una amiga, va al colegio, y voy al colegio, nuestras miradas se cruzan y seguimos adelante, no hay saludo no hay sonrisa, pero siento el alivio, siento como mi mente se sosiega al tener la certeza de que ella, vino.
Paso la tarde sentado, fumando, aprecio el telefono en toda su entereza, sus botones, su auricular, sus cables. Trajino los papeles, los numeros del telefono, buscando desesperado, pero en mi interior reconosco que lo que busco esta en mi conciencia, y duele por que se que no me podre resistir, que el deseo de abrir mi memoria y discar ese numero es mas fuerte que mi fuerza de voluntad. Rompo un pacto de silencio que atormentaba mi conciencia, disco el numero, se que es el correcto, nunca dejo mi memoria, ni el tiempo ni el desasosiego ni la deprecion pudieron con una memoria tan aferrada a mi amiga, a mi confinza, a parte de mi ser. Contesta, saludo, serio como siempre y pido que me comuniquen con Javiera. Al escuchar su voz, un alivio me hace temblar, mi alma se eleva y siento esa confianza que el dolor mi habia arrebatado. Ella responde sin sorpresa, se lo esperaba, Dios(*) por que diablos(*) me conoce tan bien! me conversa, sin interes, lo se por su tono, lo se por que es tan niña y sus emociones parecen desbordarse cada vez que me habla. Me habla de vanalidades, de cosas sin interes, me habla de su novio y de sus amigas, luego se excusa y me corta.
Mi mejor amiga, va al colegio y yo voy al colegio, nuestras miradas se cruzan y seguimos adelante, no hay saludo no hay sonrisa, pero siento alivio, por que se que en el fondo vino por mi.
Para Javiera. |