Después de miradas. Cuando, al levantar la cabeza de un ajado libro o dejando de mirar al vacío o a nuestro propio pensamiento, el encontronazo con la curiosidad se resuelve con una soberbia capacidad de seguir mirando un poco más allá. De seguir adentrándose en pensamientos, escarbando en una mente, y es entonces cuando somos capaces de mentalizarnos de que no todo es lo que parece. De que no todo esta atado a medios de retenciones sociales que discurren en ese corto espacio donde se cruzan miradas furtivas.
La verdad es que es ahí cuando crees que el futuro puede cambiar. Es en ese mismo momento cuando la mente comienza a imaginar y evadirse para hacerse preguntas que jamás tendrán respuestas.
No todo es lo que parece ser. La capacidad de pensar cuando esto ocurre se vuelve, a veces, nefasta. Se crean ilusiones. Emergen sueños. Aparece la duda pues, a veces, te topas con mentes insondables. Es innegable que algo ocurre. Es axiomático el encontronazo con la curiosidad. ¿Qué pensará? ¿Qué idea tendrá de la vida o de la muerte? ¿Cuáles serán sus sueños? ¿Y sus miedos? ¿Tendrá esta misma sensación o simplemente está creando una mascara superflua para encandilar con una mirada? Como dije: Preguntas que nunca tendrán respuestas.
Pensemos que es la primera parte de una hermosa historia que cuenta con una serie de capítulos. Concretamente tres. “El encuentro”, “el sueño” y “el insomnio”.
Partiendo de esa base, “El encuentro” se vuelve audaz pero con un ápice de austeridad. Suele venir acompañado de la duda sencilla que se resuelve con una pregunta: ¿Qué significa esa mirada? A partir de ahí la respuesta va cambiando conforme más piensas en la pregunta. Es innegable que alguna de las respuestas que tu mente va mostrando a tu subconsciente es la correcta. Pero, aún así, la duda se convierte, poco a poco, en gigante invencible. Esto se resuelve añadiendo un cuarto capítulo a la historia: “El primer paso”. Es ahí cuando toda la estancia se vuelve ajena a ti, como un oasis que se evapora poco a poco bajo un sol justiciero. La estancia es el medio en el cual tu mente se eleva vaporosa buscando el medio por el cual se podría acceder a esa mente insondable.
Cuando, después de pensar un poco consigues mirar cara a cara a un pensamiento, por ínfimo que parezca, te encuentras con algo que seguramente no es lo que esperabas. Es como un puñetazo directamente a tu mandíbula, que te deja aturdido. Esto, claro está, es sólo la primera puerta que se abre para entrar en conocimientos, verdades y mentiras. Sueños. Ahí es donde se debe actuar con más cautela. Abrir esa puerta cautelosa y furtivamente. Que no oigan que estas ahí. Que no te encuentren. A nadie le gusta ser observado desde la oscuridad. Después de este primer paso, todo suele discurrir como un pequeño riachuelo, que marcha lento pero inexorable hacia la grandeza de un caudaloso río, un lago o al propio mar. Por eso es tan importante este paso, por que si naufragas en el riachuelo no podrás ver el mar.
Llega entonces el momento de recibir pequeñas dosis de información. Haciendo preguntas o simplemente esperando una reacción de un estimulo que tu mismo has causado. Como, por ejemplo, el contacto real. Es decir: Un abrazo, una caricia, un apretón en la mano o simplemente una palmada en la espalda. Ese contacto se vuelve necesario. Es ahí donde la reacción a ese estimulo se suele ver más claramente.
Como decía. Hay que recibir información. Pero también hay que dar información. A veces más de la que puedas recibir tu. En pocas palabras: Para que confíen en ti has de confiar tú también. Dar y recibir. De eso se trata. De conocerse a uno mismo mediante el conocimiento de una, varias o una comunidad de personas. Es ahí donde comienzas también a entender a la sociedad. Aunque la sociedad como conjunto de personas sea, a veces, confusa e ilusoria.
“El sueño” es el conocimiento casi total de la persona. Esa afinidad de un amigo o amante. Un amigo que siempre guarda secretos. Todos lo hacemos. Por eso es un sueño. Por que la realidad es mucho más compleja. Por que no podemos adentrarnos realmente en esas mentes y leer el pensamiento que, en definitiva, es lo que hace libre al hombre. Digamos que “El sueño” sería el equivalente al mundo de las ideas de Platón. Ese mundo donde todo es perfecto y que, cuando conoces a alguien más profundamente, esa persona baja de ese mundo de las ideas al mundo real o lo que sería “El insomnio”. Digamos que es la desilusión. El fracaso en la relación entre personas. La persona en el estado de insomnio se vuelve banal. Ya no es única (como la rosa de “El principito”). Es, simplemente, uno más.
Hay que cuidar mucho el estado de “El sueño”. Hay que recordar que el misterio es el elemento clave para cualquier obra de arte. Pero todo esto sin dejar de dar información. A veces, esa información, se vuelve necesaria en momentos de crisis. Puede ser información real o desinformación. En ambos casos pueden solucionar cualquier problema. No es de extrañar que esto también se utilice en batallas mediáticas después de un acontecimiento con intereses políticos como puede ser una guerra.
En otras palabras: Hay que evitar el enfrentamiento. Sobre todo en la primera fase. Evitar temas políticos e incluso religiosos. A no ser, claro está, que compartas la misma opinión. Si es así, ese pequeño riachuelo fluirá más rápidamente hacia su destino.
Conservar una amistad después de creer que se ha perdido e incluso perdiendo esa amistad realmente es un acto temerario pero necesario. Hay que comenzar de cero. Con la desventaja de que ya eres conocido y la ventaja de que tu también conoces y retienes mucha información.
“Como premisa: Se puede confundir el ser con el
parecer. Eviten las suposiciones”
Tad Williams
(Añoranzas y pesares) |