1, 2 y 3.
Una persona estaba sentada en una orilla de un mar, mirando el horizonte que se encuentra entre un cielo y un mar. Faltaba poco para el atardecer. Llegó otra persona. La segunda persona miró a la primera, y le dijo: ¡Eh!, ¿Qué haces?. Unos segundos después, la primera (1) giró lentamente la cabeza, miró fijamente a la segunda (2) a los ojos (con sus ojos entrecerrados) durante un largo segundo y volvió a girar su cabeza para poder ver el horizonte. 2 dijo: ¿te cachondeas de mí?...¡Eh, estoy hablando contigo!. 1, un par de días más tarde, volvió a hacer lo mismo que antes. Ahora 2 vió que en en el rostro de 1 se leía la calma y una pequeña sonrisa. 2 empezó a reírse y a burlarse de 1, pero 1 no dejaba de sonreir y de mirar al horizonte. 2 empezó a mirar de vez en cuando al horizonte, pero pensaba que no había nada que ver allí. Unas semanas después, 2 no entendía que podía estar viendo 1 que fuera más interesante que cualquier otra cosa que pudiera haber en la playa, o en el mundo. 2 empezó a impacientarse...Primero se movió alrededor de 1 de forma nerviosa, después le gritó para ver si reaccionaba... 1 estaba impertérrito. 2 empezó a empujar a 1, hasta que 1 se levantó (con gran sorpresa para 2, que empezaba a acostumbrarse a que 1 no se moviera ni un centímetro), y se fue a sentar un metro más hacia la derecha...2 le volvió a empujar, 1 cuando vió que 2 se ponía muy pesado, se fue un metro a la izquierda. Así durante meses. Cuando 2 se convenció de que 1 no dejaría de hacer lo que estaba haciendo por mucho que 2 se pusiera pesado o violento, comenzó a pensar que 1 le ignoraba, y rompió a llorar. 1 no pareció fijarse en aquellas lágrimas, y así pasaron años. 2 lloró y lloró, y se desahogó. Empezó a reflexionar sobre quién era él, que hacía en la playa, que buscaba por allí... ¿Por qué había comenzado a molestar a 1? Al fin y al cabo, 1 no le había hecho nada. Entonces, 2 se sentó, y Miró al horizonte. Se Dió cuenta de que no necesitaba mirar nada más, y entonces pasó algo mágico: el Sol comenzó a ponerse. 2 no podía explicarse lo bello que era todo lo que veía y sentía en aquel momento. Así estuvieron decenios, 1 y 2, 2 y 1, el que estuvo allí antes y siempre, el que llegó después y estaría para siempre desde ese día. Cuando el Sol se puso, se levantaron los dos a la vez, se fueron al chiringuito que había a escasos metros y se tomaron unas birras. Después charlaron durante siglos.
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