Para seguir hacia la carretera a pocos pasos de mi casa me toco subir aquel risco. Maldito calambre no me dejaba apoyar bien los pies, también a Dios se le había ocurrido poner ahí esta monstruosa obra de arte naturalista que bloqueaba mi paso con toda sociedad. Mi espalda no daba mas y solo habían pasado unos 70 metros escalando con los bolsos a cuestas, solo quería volver pero tener que comprar el pan y la mantequilla eran razón mas que suficiente para pasar tal calvario, si tan solo tuviera alas, pero no, al padre se le olvido proveermos de ellas suponiendo que nunca nos harían falta, siendo que con lo que mas soñamos es con volar. Eran las cinco de la tarde el sol estaba llegando poco a poco al ocaso que en mi ciudad ocurría en estas épocas del año a eso de las 6:30pm y con los malditos cambios de hora que a todos nos dan vuelta el estomago...cuento corto, sino llegaba a la sima en 30 minutos tendría que sacar mi bolsa de dormir y hacerlo a la intemperie, también era una opción regresar a casa y volver a intentarlo mañana, pero esa terquedad que desde niño me caracterizo me tenia entre cejas que debía llegar, a la noche me toco acomodarme en el piso, y hacer unas pastas que llevaba en el bolso, sin embargo mi escasa habilidad en el arte culinario hizo que solo me las comiera por hambre. A la luz de la fogata he cerrado mis ojos quien iba a pensarlo que de un segundo a otro de un ser superior, depredador por naturaleza, “el hombre”, me convertiría en una presa tan sencilla...he sido visto como aperitivo por unos conejos de mierda.