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Inicio / Cuenteros Locales / sotadepicas / Fábulas de la República de Barataria: Los Misterios (y II)

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Vengaaaa, id apagando la luz, que ya va siendo hora de dormir... Que queréis que os explique un cuento? Otro? Y qué cuento queréis, a ver? Que os termine de explicar quienes eran los Misterios de Barataria? Pero si la otra vez tuvisteis pesadillas! Estáis seguros? Bueno, como queráis, yo no seré quien tenga que cambiáros las sábanas si os hacéis pipí...

La Misterio de Religión y Otras Enseñanzas era doña Columna de la Torre Falsa. Nacida en el Sultanato de Aireuropa (en tiempos en que dicho sultanato era una colonia Baratariense). Casada y con dos hijos, no se terminó de recuperar nunca de la epidural que le administraron durante el parto del primero, cosa que provocó en ella una eterna expresión que basculaba entre la felicidad y la cara tontalhaba. Otras teorías apuntaban a que la señora se metía cosas raras en el cuerpo, pero eso son lenguas maledicientes a las que no vamos a hacer caso a estas alturas. Experta en la financiación de partidos políticos, las malas lenguas (menos malas que las citadas anteriormente, pero malas al fin y al cabo) apuntaban a que el Asno la había nombrado misterio con la única intención de que desviara fondos de la educación pública hacia las arcas del Partido. No se sabe si lo consiguió, pero logró poner en pie de guerra a todos los estudiantes y AMPOPGIA (asociaciones de madres, padres y otros progenitores de género indeterminado de alumnos) del país al eliminar los exámenes de acceso a la Universidad... para substituirlos por DOS exámenes y una prueba sanguínea, aumentar las tasas universitarias en un 70% (mensual) y cambiar los planes de estudios de primaria de manera que se estudiase Religión (católica, por supuesto, que para eso es la única y verdadera), Formación del Espíritu Nacional Baratariense y el Alzamiento (y Biografía) del Señor Asno. Dichas críticas eran, por supuesto, infundadas, dado que aún así conservó dos horas mensuales para el estudio de Matemáticas, Ciencias, Literatura Universal y otras materias que, claramente, no interesan a nadie. Dos horas mensuales para todas ellas, me vengo a referir.

En el Misterio del Paro y Choteo a los Sindicatos y las Minorías se podía hallar (los días que pasaba por la oficina) a don Etriarto Zamonte Fernandez-Roso. Fue Virrey durante algunos años de la provincia de Indicedeoxidación. Durante su mandato consiguió el gran logro de estar a punto de provocar una guerra civil entre tal provincia y la vecina (e histórica y culturalmente vinculada) de Catalufia. Dicha guerra no llegó a estallar gracias al sentido común de gran parte de Indicedeoxidacianos y Catalufos, que pasaron de él como de comer mierda (con perdón), aunque hubo otra parte que acabaron por creerle y aún hoy en día se odian a muerte. De formación jurista, también trabajó como asesor de empresas, actividad esta que no abandonó al comenzar a dedicarse a la política, y que redobló al ser destinado a su Misterio, aunque más de tapadillo, ni que sea por las apariencias. Poco se sabe de su actuación en el cargo, y, aunque la leyenda dice que fomentó los contratos basura con sueldos irrisorios y que se le organizó una huelga general por ello, no consta nada al respecto ni en las hemerotecas ni en los archivos de la televisión pública, así que no debió ser cierto y que toda la gente que se concentró en las calles de las principales ciudades del país en realidad habían quedado para hacer un rave clandestino.

Pep Caí i Monts era el Misterio de la Risa Tonta. Catalufo de nacimiento, se decía que lo habían puesto en el cargo solo para que se fogueara en vistas a las Erecciones al Virreinato de Catalufia, pero lo cierto es que previamente ya había sido Misterio de Reverencias y Lamidas de Culo, cargo este en el que demostró su gran tono muscular al batir el récord Guinnes de reverencias seguidas durante una visita a Barataria del Emperador de Freedonia, y aún antes ministro de Apagones y Temas Fabriles, consiguiendo durante su mandato una mención especial de la Organización Internacional Por La Contaminación Atómica gracias al decreto de prolongación del tiempo de servicio de la central nuclear de Zorrita, pese a tener esta grietas en el reactor en las que cabían troncos de sequoya. También ostentó durante un tiempo el cargo de Correveidile Mayor del Reino (esto fue antes de que el emisario del Emperador proclamase a Barataria como república), cargo este no oficial pero que permitía salir mucho por la tele, cosa que le gustaba más que a un tonto un lápiz. En su destinación actual se dedicaba principalmente a no pagar a becarios de investigación, dar dinero de proyectos de investigación a unos cuantos escogidos (nunca se ha demostrado que para conseguir que te financiaran debieras incluir junto con la memoria del proyecto una fotocopia compulsada del carnet del partido y un Certificado de Aptitud Felatoria), por lo que deberemos incluir esto también en el saco de los rumores maledicentes) y a traer del extranjero a científicos que habían huido buscando pastos más verdes para la investigación con grandes promesas para luego negar la financiación de sus trabajos.

Poco se sabe de la vida y milagros de don Azrael Capricornias Tubito, a la sazón Misterio del Campo, el Mar y Toda Esa Gentuza Que Se Niega a Vivir En Las Ciudades. Mítica era, sin embargo, su frenética gula, que le llevaba a comer de manera desmedida pepitos de ternera, muslitos de pollo y aceite de oliva (con las desastrosas consecuencias lógicas para su oronda figura y la limpieza de su barba). Fue él quien autorizó el cultivo de semillas transgénicas de inocuidad no probada previamente, lo cual trajo, con los años, desastrosos resultados, al extenderse desde una plantación del sur de Barataria una terrible plaga de Trífidos hambrientos que diezmaron la población de Barataria antes de poder ser controlados.

El Misterio de Pero Qué Cojonudos Somos los del Gobierno, Cagondiós! era el inefable don Javito Cales Bocasucia, quien alternaba dicho cargo con el de Becario General del Partido, respondiendo solo ante el Pequeño Gran Asno. Vástago de una antigua familia (lo que se conocía como un señorito) perteneciente a la oligarquía sudista (tanto por su patria chica, que se hallaba en la provincia de Ondialucía, al sur del país, como por su cerril resistencia a aceptar que la esclavitud llevaba años abolida), y, por ende, poseedor de varios latifundios de tamaño mediano (entendiéndose como tales los que no cruzan más de tres franjas horarias), era de natural un tanto cortito (cosas de la endogamia y el intentar mantener a toda costa la pureza de sangre, tan típico entre las oligarquías de todo el mundo), y esto hacía que no acabase de distinguir entre ambos cargos claramente, con lo que sus apariciones en los medios de comunicación se limitaban a, o bien ensalzar las maravillas (obvias) del gobierno, o bien a poner a parir y ser martillo de herejes de la nefanda oposición (el terrible y malvado Partido de la Pancarta), de forma totalmente aleatoria y sin distinguir en ningún caso si estaba hablando en su función pública (como Misterio) o en la privada (como Becario). Dado que sus actividades se limitaban a esas dos, es muy posible que fuese esta pequeña incapacidad lo que le proporcionó el cargo.

Finalmente, tan solo quedaban dos Misterios, ambos femeninos. Llevaban poco tiempo en el cargo en el momento en que te estoy contando este cuento, así que poco te podré explicar sobre ellas. El desmantelamiento paulatino de todos los servicios de la sanidad pública que existían en Barataria corrió a cargo de doña Anamari Granjero Agostán, Misterio de Enfermedades y Estafas. A los pocos meses de llegar al cargo se desató una epidemia en un lejano país que se extendió como la pólvora, y de la cual en ningún caso se la puede culpar a ella, pero que gracias a su pronta actuación nunca se llegó a desarrollar dentro de las fronteras de la Ínsula (también es cierto que no se dieron casos tampoco en los países vecinos a Barataria, pero de esto TAMPOCO se puede culpar a la Misterio, seamos justos). Para acabar ya, la Misterio de Cuarto y Mitad de Ambiente era doña Vampyra Rodriguix Herrada, conocida como la Pera Gafe, por el perfil de su silueta (esas malas lenguas tan habituales en Barataria afirmaban que sus faldas requerían de dos carpas de circo completas para su confección, tal era el diámetro de sus caderas), y porque nada más llegar al cargo se desataron unos terribles incendios que casi acabaron con los bosques (y algunos pueblos) del país.

Y eso es todo, mis pequeños. Y ahora a dormir, que ya es muy tarde y mañana hay que madrugar. Así, bien tapaditos, y que no se os coma las chinches.

Texto agregado el 26-08-2003, y leído por 539 visitantes. (0 votos)


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