Sonaron las doce en un viejo reloj, la luz del cigarrillo iluminava la navaja que posaba a mi lado, mientras su peculiar aroma suavizaba el ambiente.
sentada frente a la pared, inhale fuertemente el humo, humo que pintaba sobre el aire el rostro de un amor casí olvidado;
El silencio, era perturbador y al tiempo acojedor, el brillo de la luna acarisiaba con ventajosa sizaña mi soledad.
inmovil sobre la cama, no hice más que pensar ¿que habria hecho mal? ¿donde estaban mis errores?
En un instante mi vida se escenificaba frente a mi, frente a una bocanada de humo, que una vez se tornara lleno de colores y personajes que nunca olvidare.
El divorcio de mis padres fue hace tanto que apenas sé si aun duele. Un accidente, una traición una trampa que salio al sol, para cobijar el dolor de mi madre, quien nos tapo los ojos para no sufrir, para no sentir, para no llorar.
las imagenes me contaban historias muy tristes, golpes que en tiempos de infancia le dio el destino a mi vida, como si quisiera cobrarme algo, como si en verdad le debiera algo.
Sin embargo el rostro de esa mujer, a la que llamaba madre, siempre fue simbolo de fuerza para mi, de ella aprendí que es mejor tener el control de mi vida, a que la vida tuviera control sobre mi.
Y baje el rostro solo para encender otro cigarrillo, pero esta vez el sabor era amargo, almenos lo suficiente para mirar de frente.
tome tiempo para relajarme, acostumbrarme al sabor y estudiar detenidamente la obscura habitación vacía, entonces empece a reir y junto a mi risa deje escapar el humo quien era verdugo en el tiempo que corría en retroceso.
15 años tenía ahora, con inocente malicia y una lucha contra el mundo, talvez el sistema o la forma de castigar de mi madre, aunque los cambios que ella arreglaba fueron siempre propicios y estabamos solas con un invierno entre nosotras.
Sin tabaco, ni alcohol, sin sueños y quiza sin amor, - ¡adolescencia! en un suspiro, mientras cerraba los ojos.
4 años más adelante, en otra bocanada de humo, fiestas, los chicos, fueron talvez la cuerda floja o el inicio del fin; ahora el toxico beso del cigarrillo impregnaba todo lo que respiraba y lo unico que corria por mis venas era alcohol destilado. Fuí audaz, ahora lo sé, realmente lo fuí, pero el beso glaciar de la muerte seducía cada paso de mi camino.
Seguir pensando era ya una tortura, pero dejar de fumar lo era más y seguí haciendolo, uno tras otro, tras otro, mis manos nunca temblaron tanto como hasta ahora -pense- y en el suelo las bachichas parecían poco a poco moverse, como si millones de gusanos esperaran cayera mi cuerpo sin vida para devorarlo. Es entonces donde recuerdo una ultima época, donde dí rienda suelta a la apasión.
Nombres con caras que nunca volvería a encontrar, lugares y tiempos que marcaron mi cuerpo, un cuerpo descompuesto por alcohol, conductor de mi valiente cinismo.
Hoy mi caso parece estación de viajeros, siempre lleno de gente, codeando con caras bonitas y nuevos rostros a diario, proponiendo caricias al mejor postor, pero llega el primer tren de la mañana y todos se van, se marchan a la primera oportunidad, quedando fantasmas, solo almas olvidadas que se niegan a avanzar.
Y pensar en todo ello me lleno de coraje, violentamente apague el ultimo cigarrillo sobre mi piel, tome la navaja y le di fin a esta ESTUPIDA HISTORIA!
- FIN- |