Contemplo tu retrato
Y una cálida emoción
Embriaga mi corazón
Mujer de tristes
Y cansados ojos...
Tú, sí que comprendiste
Lo que es ser madre.
Sentada en un butacón de casa,
Estabas...
Una toquilla apretaba
Tu cuerpo,
Dulce melancolía
Acompañaba tus sueños...
Tus cabellos eran grises
Como la lluvia de Enero
Tus ojos, medio cerrados
Eran de un verde azulado
Que iluminaban mi vida
Cada vez que los miraba...
Tu nariz se erguía firme
Con tenaz resolución
Cabalgando sobre el labio
De tu boca...dulce flor
Hermosa muchacha fuiste
Porque cómo el refrán
Canta y dice:
“donde ha habido...
siempre queda”
Y tú, nos diste la paz
La sombra que dan los pinos
El aroma del tomillo
Los frescores del rocío
El cobijo que da un nido...
Cada vez que te imagino
Con tus manos, aún de niña
Romper hielos en el río
Lavando tú, ropa ajena,
Para mantener con vida
A aquellas cuatro tripillas
Que eran tu noche y tu día...
Me entran ganas de gritar:
¡Mal rayo, parta al destino!
Guerras que marcan con fuego
Y con taladros de hierro,
Los brotes de la inocencia
Y aún tú, te avergonzabas
De no tener dedos finos
Donde lucir un anillo...
¡Qué me importa a mí, que
no pudieras lucir anillos
si podías lucir mil cosas
más bellas que el oro fino!
Siempre tendré tu recuerdo
Al cobijo de tormentas,
El mar, me recordará tus ojos...
Y tu piel...
El olor a primavera...
¡Ojalá! que nunca tuvieses frío
y pudieses oler...
cientos de arbustos
cuajados de jazmines...
Hazme señales de humo
Manda melodías hasta mi alma
Que yo intentaré
Enamorar a la luna
Para que me muestre
El reflejo de tu cara...
Voy a echar en el buzón
Un sobre lleno de amor,
De recuerdos, de añoranzas...
Cómo destino : el cielo
Cómo remite: ¡te quiero!
Y creo que hasta dejaré
En el alféizar de mi ventana
Un cesto repleto de margaritas
Y entre ellas..., un mensaje
Que lleve el viento en su alma:
¡Jamás nadie arrancará
ese amor que te profeso
y pase el tiempo que pase, Lala
te seguiré queriendo...!
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