Hoy traspasé la frontera de la realidad,
dulces colgajos de eternidad sucumbieron ante mí,
responsable y docto en el arte del no-hacer.

Vivir y transgredir sin comentar lo pasado,
pasar y ver la función de lo presente
ante un publico acabado por su pereza emocional.

Hoy soy, ayer fui, nunca seré
más que lo que amé y me amaron,
espectador inmóvil del paso del tiempo.

Tiempo, carne, polvo, cenizas,
irrealidades descompuestas en el transcurso
de los años en los que no viví, solo sentí.

No espero nada, no espero nada de nada,
solo sentir, observar, ser el pequeño dios de la función
y solo eso.

Desactiva la realidad y vuela con Dumbo.