Te canto triste vida
por las cosas pasadas,
con el triste gotear
de la melancolía.
Te canto triste,
porque no hice lo justo
en el justo momento;
porque en jugar a
perseguir el viento
sin apostar la vida en cada empresa,
me he pasado juicioso
la existencia.
Porque inquietud vital
condicionada,
hoy se - por fin - que es
fruto estéril.
Y se más:
Se que al no florecer
emocionado,
taimado y tímido se reabsorbe
intoxicando al tronco.
Te canto triste vida
por los tiempos perdidos,
por ese perseguir mi sombra
sin atreverme
a levantar la cara.
Te canto así, triste,
muy triste;
porque al no soltar bien
ni anclas ni amarras,
he navegado más mirando
al puerto
que buscando el más lejano
alcance de mis alas.
Te canto triste, sí,
¡pero te canto!
Y al cantarte ya se
que aún hay tiempo,
y por cantarte se:
¡ que siempre hay tiempo !