No abandones
a los pájaros
esta noche,
ni pises,
la hierba
bañada en rocío.
No olvides
que tu sierva
vive aún en el recuerdo.
Llena de flores
y rosas caducadas
en el vacío,
mientras te observa
inmóvil, inerte,
incandescente, interrogada
por las palabras del amo.
Por esas que no tienen
respuesta,
ni pregunta alguna,
ni significado,
inexplicadas.
No abandones
a los pájaros
esta noche,
ni pises
la hierba
bañada en rocío.
Pues vos,
o usted,
o tú,
o de cualquier forma llamado,
estás en mi corazón,
mi alma,
mi ser,
mi Yo.
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