Charles Chaplin
Puede ser que el Sol vuelva sudorosa y paranoica mi mirada
o que me gusten las mujeres “melalcohólicas”.
(Esas mujeres demacradas, locas, masoquistas
que beben para destruirse,
para sentir que son las únicas dueñas de su vida
y se van matando poco a poco
a mi lado)
O que me vista de negro
para desencajar con el amarillo vencedor de las monedas
o que mi música no le agrade a mamá
y que no haya ganado ningún diploma en el colegio.
Pero eso no es excusa
ni una razón raquítica para llorar.
Por el Papa o por la bella naturaleza,
ahora, cancerígena y terminal.
No importa.
Creo
que aún en el smog existen máscaras anti gas.
Supongo,
que una sonrisa es mejor que una canción
o un poema destinado a criticar a esta sociedad de (censurado).
Camino despeinado,
hambriento, lóbrego
por el sendero repleto de luz (artificial).
Imagino a la próxima mujer que me dirá “Amor”
y al amor que nunca podrá decirme “hola”.
Le hago el amor suavemente a mi guitarra
y violentamente a la niña que confía en que pueda amar.
No quiero decepcionarla.
Quiero decirle “gracias” por enseñarme a adorar al trozo de tierra
que me sigue a donde voy,
al excremento industrial.
Ahora puedo decirlo.
-¿Porque?
Podría pasarme mucho tiempo explicarlo,
quiero estar vivo,
respirar hasta morir.
Aunque recuerde esa única vez
cuando disimulé el olor a yerba con el olor de su saliva
o intentamos hacer el amor en el bar
o cuando me pase horas viendo mi esperma sobre las sabanas
que la acariciaron una tarde.
Son recuerdos,
fantasmas intranquilos y malditos.
La prueba fehaciente de mi necrofilia.
La mañana me dice que debo pensar en el “mañana”.
Hoy sonrió, me llevó mucho tiempo sacar esta conclusión,
para que el mundo me mire extrañado
o para que, simplemente, no me mire.
Y espero que comprendan que todo lo que hice
lo hice para vivir:
mis suicidios,
violaciones,
asesinatos,
todo
para sonreír
y preguntarme
¿Optimismo
o más de lo mismo?
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