Por la ventana asomada
bajo la niebla de la noche,
algo hermoso pasaba
que no tenía ningún reproche.
Al alzar mi mirada
en medio de las estrellas
melancólica, la luna acariciaba
un rayo que llegaba a ella.
El sol se escondía de su mirada,
mientras ella le sentía
él suavemente se alejaba.
La luna llorando le decía
que esa noche la acompañara,
que no la dejase sola
que sin él todo le faltaba.
El sol a pesar de sus súplicas ,
fríamente se alejaba,
y la luna desconsolada
con dolor le preguntaba:
-¿Por qué te alejas sin decir nada?
¿por qué huyes de mis palabras?
¿acaso no me amas?
El sol se detuvo un momento,
levantó su mirada y le contestó:
-Estás equivocada,
me marcho por la distancia,
no puedo verte de día,
ni tampoco de noche
necesito tu compañía
y por eso me alejo,luna mía.
La luna le miró fijamente,
con lágrimas en sus ojos
le dijo firme y decidida:
-Si piensas en dejarme me quitaré la vida.
Pero su amado sol,
le dijo con amor:
-Mi querida amada,
olvida lo que dije
y no digas bobadas,
que lucharemos por nuestro amor
aunque poco nos veamos,
aguantaremos día y noche,
y nos seguiremos amando.
Coge mi mano y ponla en tu pecho,
que juntos haremos eclipses
y aunque tengamos que esperar
yo me conformo para poderte acariciar.
Cuando el sol se alejó,
la luna se durmió
para poder soñar con su amor
que le hizo comprender la pasión.
Y el sol radiante al otro día salió,
brillaba con todo su esplendor,
ese día hizo mucha calor,
por el amor que le tenía a la luna
a la tierra iluminó
para que todo el mundo sepa
lo grande que es el amor.
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