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Así se pasa la Vida

El espejo parecía negarse a mostrar la imágen que él queria ver... y tal vez la que más le atemorizaba. Rodolfo Arvizu se las ingeniaba para esconderse, como cada tarde, dentro de la sala de baño; pasaba horas mirando de frente al espejo. Hacía algunos años que venía haciendo lo mismo: buscaba afanosamente, con gesto de marcada preocupación, los amenazantes hilos de plata que pudiesen contrastar con su cabellera negra, para eliminarlos. Su pelo era negro y escaso; signo heredado, seguramente, por la parte de su bisabuelo materno pues, en su familia paterna, la mayoría de los varones gozaban de abundante cabellera.

El hecho de llegar con vida y salud a la mitad de siglo y tener el gozo de ver a los hijos mayores ya graduados, cada uno con su profesión, es de lo más normal sin duda alguna; es una gran bendición—pensaba. Ver a las hijas arrullando a un nieto entre sus brazos, debe ser gran gusto y una satisfacción natural para una persona madura; una actitud muy propia de los abuelos—decía para sí entre murmullos. Envejecer al lado de su compañera y pasar el resto de sus días en santa paz, era algo verdaderamente justo... y necesario. Entonces ¿por qué se sentía de esa manera? El se hacía la misma pregunta a cada vez, como esperando encontrar la respuesta escrita sobre el espejo... y tal vez era justamente ahí donde esta se encontraba.
—¿Qué haces Rudy?—lo interrumpió la voz quejumbrosa de su madre, gritando desde la recámara.
—Uhm... Nada. Aquí; arreglándome nada más. En un minuto estoy contigo.
—Sigues hurgandote el pelo para sacarte las canas, ¿verdad?
—¡No! Solamente estaba... afeitándome—dijo, secándose la cara con la toalla—. Me acabo de terminar de bañar.
—Hijo... —lo miró inquisitiva—te conozco de sobra... Soy tu madre ¿recuerdas?
—Sí. Lo sé “madre”. Nunca se me olvida—agregó con cierto dejo de enfado.
—¿Hasta cuando, hijo?—interrogó.
—¿Qué cosa?... madre.
—Hasta cuando es que vas a buscar...
—¿Una compañera? —se escucharon ambas voces al unísono.
—¿Te hago estorbo mamá? Dime—acusó irritado.
—¡Hay hijo… qué cosas dices! ¡Cómo crees! Lo que pasa es que me preocupas.
—¿Y qué es exactamente lo que te preocupa de mí?
—Pues que desde que te divorciaste… te veo muy solo... triste; como apagado. ¿Acaso ya se te acabaron las ganas de vivir? ¿Tanto te asustan la canas, que te vas a pasar la vida sacándotelas?—interrogó angustiada.
—No. No es eso. Es solo que…—enmudeció.
—Todavía la recuerdas ¿verdad?
La angustia se apoderó de él; la amargura que le provocaba la soledad y que por tantos años había guardado en su corazón, de pronto encontró su verdadero cauce: sus lágrimas. Después de su fallido intento de retener a su ex esposa, perdonándole su traición, el proceso de divorcio le pareció una sinuosa e inacabable tortura. La custodia de sus dos hijas no pudo ser menos que una dura batalla de un sólo hombre. El sentía que el tiempo le había caído encima. Ahora, seis años después, miraba a su hija mayor con una criatura en brazos; una nueva generación se abría paso en la vida. A sus treinta y seis, de pronto se dio cuenta que, durante los últimos años, se había mirado a sí mismo en ese espejo como un viejo amargado, acabado y sin ilusiones. Un profundo suspiro abandonó su pecho, y con él, las penas que lo amargaban. Volvió a mirarse de nuevo al espejo y encontró por fin, no entre su escasa cabellera negra, sino en su corazón, la respuesta que tanto buscaba: un par de hijas que lo adoran, una hermosa criatura en sus brazos y la ternura de su vieja madre, era lo que le daba fuerza para volver a levantarse de los maltratos que le había dado la vida.

En cuanto a las canas… desde este momento, ya no le preocupan. Esas quedarán como tangible testimonio de que él, a pesar de sus penas y amarguras, ha logrado contentarse consigo mismo… Ha decidido, por tanto, disfrutar a plenitud de sus bendiciones… y es así como ahora se pasa la vida.

©Raymond

Texto agregado el 15-05-2005, y leído por 158 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
14-10-2005 Me dejó reflexionando tu texto. ¡Excelente! ****** fabiangs
24-07-2005 Mas que bueno...genial!! venusita
 
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