La Meretríz del Diablo

..Había llegado encadenada y escoltada por tres sacerdotes y una veintena de Dragoneantes desde el centro de Quito hasta el Convento de San Agustín en donde se encontraba la única persona autorizada a realizar el delicadísimo oficio en toda la Real Audiencia. La muchachita que en medio de puntapiés y empujones juraba rabiosa, en medio de oraciones propias del averno, una venganza cruel para quienes la estaban por someterla a las conocidas torturas propias del exorcismo.

En medio de la zozobra y el nerviosismo de los feligreses que salían por la puerta grande de la iglesia después de haber “oído” la misa de las seis, fue internada al salón capitular la niña a la que desde hace tiempo se la conocía con el sobre nombre de “la meretriz del diablo” la verdad todos creían que su esbelta figura, sus largas y deliciosas piernas, sus redondos y hermosos senos junto con sus prominentes posaderas eran demasiado para una joven de 11 años, esto junto con su actitud introvertida, de gestos desafiante y al ser victima de ataques de epilepsia que la llevaron muchas veces a convulsionar y a gritar en una forma muy llamativa incluso en medio de la consagración del pan y el vino en la iglesia de la parroquia, todo era tan raro, tan lujurioso, tan mundano que se pensaba que seguramente Lucifer tendría una directa intervención en el caso

Lo que agravaba el asunto era que la muchacha era nada mas y nada menos que la sobrina nieta de la Marquesa de Solanda, Viuda de Sucre quien al pertenecer a las esferas mas altas de la sociedad quiteña y al ser una conocida “compradora” de indulgencias, su relación con la Iglesia Católica, a la que le había cedido terrenos de cientos de acres de extensión no podía sino ser magnifica, esto permitió que a Daniela se le administrara el tratamiento necesario para rescatar su alma del averno ahorrándose el ya programado destierro en Paita

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