¡Oh, roja rosa, que de sangre tus pétalos llenos como símbolo de pasión están! ¿Cómo puede tu destino ser la salvación de tantos y tantos amores? Gracias por regalarme tu olor, por regalarme tu color, por regalarme tu frescor. Roja rosa, roja rosa, roja rosa. Gracias por enseñarme que tu valor no es el color que se pierde, el aroma que vuela, el frecor que se va. Gracias por enseñarme que tu valor es el momento en que fuiste un símbolo de paz en mi corazón, que fuistes una excusa para verla, que fuistes la excusa para el amor. Gracias, roja rosa. Gracias de corazón. Y a pesar de que marchites, a pesar de que el tiempo te roba tu color, quiero que sepas, rosa roja, que inalterable te hayas en mi corazón. Y que cuando la miro a ella, en sus ojos veo tu roja pasión; cuando su piel acaricio, toco tu seda de amor y cuando a ella la respiro, es tu aroma embriagador. |