El muñeco rojo duerme tal vez en mi lugar contigo, todo esto te pertenece, te dije mandaría por tí... ¿Lo sabes? Requiero estar de vuelta entre tus brazos de niña, extraño tu sonrisa al teléfono y no me privo de pensar en tí.
Aunque hagas caso omiso de mis escritos y mis llamadas, sabes que muero por tí, ¿verdad? Con todo y que no respondas como yo quisiera, estoy aguardando aferrado a tu sombra.
Lo sé, lo sabes, sé que no dejas de leerme de a poco impunemente sin que tengas que decirlo, sabes lo sé, te embarga la duda de si te sigo pensando, de si te sigo queriendo, de si te sigo escribiendo.
Eres el motor, eres la energía, eres el insomnio que me levanta de madrugada para sentarme a construír con tu recuerdo alguna quimera, eres la ausencia permanente de no abrazarte, ¿lo sabes verdad?
Sí, lo sabes tú, lo saben todos, lo sabe nadie que no conozca tu nombre dibujado entre las líneas de mis cuentos y mis fantasías, no te vulnero lo suficiente como para realmente dañarte, porque te quiero demasiado... |