Todos los dias viajamos en el mismo tren. No se de donde vienes ni hacia donde vas, estas ahí cuando llego y sigues ahí cuando me voy. Tengo cada rasgo tuyo definido, en cambio tu nunca me has mirado, nunca miras a nadie, nunca te sientas, siempre andas viendo la por la ventana, con una mirada de difusa melancolía, ¿Qué tanto se puede ver por la ventana de un subterráneo que nunca sale a la luz? Solamente tu pálido reflejo y el de decenas de otros pasajeros cansados... He inventado toda clase de historias que puedan justificar la tristeza de tus ojos, pero ni la mas disparatada tragedia griega justifica esa mirada, me trastorna tu existencia, te invento nombres y años, tu edad es indescifrable, parezco loca, nunca me he animado a hablarte, pudiera perturbar el estado ausente en el que te encuentras, tu vida transcurre como un suspiro entre estos viejos vagones, es casi posible atravesar tu ser como a un fantasma, y hoy día, como todos los días, al abandonar el tren me hago la misma pregunta, ¿quién eres? y ¿Acaso existes?
Este caballero de verdad existe, creo que es un mendigo que se la pasa rondando por los vagones del metro de Caracas... |