Graciela, es estudiante de Abogacía, cursa en la Facultad de Derecho de Buenos Aires , y en su repertorio está entre las mejores.
No es una persona maliciosa , siempre defiende su postura , respeta a otros y es de permanecer en su mundo de la superación ;del estudio, de sus reales amistades .
Es lo normal de la normalidad.Dónde su espíritu sólo interesa al entorno de ella , su propio entorno, el que a su morada existe como el cimiento que sostiene sus convincentes ideas de genio loco y soñador.De realidad ideal, de sueños reales e impertinentes , de conjeturas con muchísima frecuencia certeras, de sol y luna y además de sueños aún irrealizados.
Cuando salía de uno de esos días cargados de trabajo y exámenes , no tomó real nitidez su conciencia que traspasaba el umbral de la prudencia , mitad destino , mitad decisión.
De golpe unos pandilleros tenebrosos y abominables para su alma idealista del género humano, tomaron de arrebato uno de sus brazos y le amenazaban con una sierra de mano pidiéndole todo , todas sus pertenencias , que eran una pequeña parte de su espejo interior.
Su rostro perplejo y abnegado dio todo , su bolsa , su mochila , su materia finita , no su vida , se la han perdonado, no su cuerpo , esa sierra segura y sanguinaria se resistió a esas misteriosas fuerzas del no sé donde , según asintió Graciela sentir para persuadir al crimen , al monstruo que aparece metido en cualquier engendro, a cualquiera que no tiene ni el más mínimo de los sentimientos ideales , de belleza interior , telequinéticos o sobrenaturales que divisan su ser y el de aquel o aquella que se le parezca , en su espíritu de bondad.
Encantamiento, misterio, seres angelicales , no lo supo en realidad, solo pudo asegurar algo:Es que tuvo una desgracia con suerte.Y nunca más caminará sola perdida en la oscuridad de cualquier calle;lo tomó como una señal. |