(Dadaísmo)


Acompañé a la mujer junto a su vehículo y marchó rapidamente. Bajo mis pies, un artilugio cortante me segaba la vista con sólo mirarlo. Aquella señora de túnica blanca y ojos coloreados había huido de mí, pero se dejó la afilada herramienta deslumbrándome la mirada sin reparo.

Obsesionado por tanta brillantez , agarré la pesada y estática muerte y corté aquello que tanto me hacía sufrir. Deslicé la sombra que mi cuerpo dejaba tras el Sol y corrí al amparo del viento, de las nubes, del agua de lluvia roja que mojaba mis entrañas...corrí más de lo debido sin darme cuenta que el tiempo anda despacio, que la vida es insignificante y que uno ha de ser precavido y eficaz.

Me di un baño de cava y cerveza, froté mi cerebro con cepillos de púas de oro; abandoné le mediocridad y subí a la isla mágica de la Tierra.

Abracé el Sol y besé a la Luna en los labios, con lengua. Rocé sus carnes y sus humedades sumergiéndome en las disuasorias laderas que su cuerpo me ofrecía. Descorché las estrellas y probé sus líquidos afrodisiacos y con ellos volé felizmente hacia el fondo del abismo espacial.

©TINTIN