Triste, llegó al Mercado hasta un puesto de frutas que atendía un viejo. Ahí, pidió libertad.
El anciano buscó una manzana y se la tendió al hombre diciendo:
- Toma, a Adán esto le sirvió.
Texto agregado el 13-05-2005, y leído por 143
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Lectores Opinan
31-05-2005
te llevas mis laureles, junto con Hadas, y ese de cesar...muy muy bueno...me encantaria hacer un mosaico de estos cortos tuyos, como mirados a traves de una ventana... dulcilith