prendas perdidas, en un rumbo patichueco equivocado, desparramadas, sobre tumbas frescas.
del aserrin, de los cerebros a fines, se desiso, una pelota de seso, que por un momento, rodo intentando explicar, un todo inentendible, sin el predominio suficiente, para la conquista de una denuncia clara, de una identificacion perfecta. intelectos que, en la borajine de la ingenuidad, se toparon con la dura barrera del silencio, seguido de muerte, con pilas sulfatadas, que el diablo arrojo, como siempre lo hace.
sin tiempo, para escapar del tallo, que nos determina, me rindo al llanto de la impotencia, con la esperanza, de jurar venganza ,en la balanza de la injusticia.
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