-MADERA DENTRO DE MADERA-

¿Recuerdas cuando íbamos juntos a la escuela? ¡Que días aquellos! Me sentía feliz, me cogías fuerte. Reconozco que hubo momentos tensos cuando tus compañeros de clase no dejaban de molestarte y querían hacerme añicos. Han pasado muchos días, meses diría yo o quizás años, pero el olor de tu mano en mis astas de madera aún lo siento, por cierto, creo que deberías hacer algo con los intrusos que no paran de picotearme, me están sacando las entrañas, y sabes, eso duele.
Hasta hace pocos días oía a tu madre como le chillaba a tu hermano pequeño y me viene a la memoria su mirada entusiasta, viendo como me manejabas, también recuerdo sus lágrimas encima de mi tela. Si, el día que le dijiste que te hacías militar porque querías luchar en no sé que guerra. Tu le dijiste “guardámelo”, y te fuiste. Estuve durmiendo con ella hasta hace pocos días, que volví a sentir sus lágrimas y me guardo en esta caja oscura y fría, pero ¿sabes una cosa? Estoy contento, pues sé que pronto volveremos a estar juntos, lo presiento. Tu olor cada día es más intenso.