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Cuando llegó la Policía la casa estaba intacta, era muy fácil advertirlo. Tan sólo él; tirado en el suelo, con aquel cuchillo atravesando la parte superior izquierda de su pecho y aquella nota que descansaba a su lado, (posiblemente una nota de suicidio, intuía ya el inspector) rompían la armonía y el sofisticado estar de cada uno de los objetos del apartamento.
Al fin y al cabo, no era tan raro. ¿Qué se podía esperar del hogar de ese pulcro (de textos) y famosísimo escritor que era Julián Monteacaso Díaz? Si se dijo que sus obras rozaban la perfección, ¿cómo no iba a ocurrir lo mismo con el nido donde incubaba todas aquellas maravillas literarias?...

Ni siquiera, lo otro, parecía tan raro....El único desenlace que un escritor no puede arrancar a su pluma, el desenlace final, el de su propia vida, Julián Monteacaso Díaz lo había creado también. ¿Para qué dejarlo en manos de ese narrador/creador omnisciente que anda por ahí?

Él empuñó aquel cuchillo por su mango, azul, mango que era lo único que sobresalía ahora de sus pectorales, y se lo clavó de lleno en el conrazón con ambas manos. Aquella cuartilla que le acompañaba, lejos de ser la hipotética y tópica carta de suicidió, resulto ser un poema. Un poema que no explicaba el motivo de aquel autocastigo o autoliberación tan severa, ni daba el mínimo indició de cuál podría ser la desgracia de ese hombre de renombre; pero que sin dudarlo, era el poema más intensamente bello, delicado; la obra más dulce, sincera y sentida que Julián había hecho jamás. (Incluso muchos infelices quisieron creer que se suicidó porque tras escribirlo se dio cuenta que nunca, en el resto de su vida, podría superarlo)

"Se marchó dejándonos su inmenso alma en un pequeño trozo de papel" sentenciaban mucho periódicos al día siguiente...

-"Dichoso poema...en mala hora..."-mascullaba y lloraba su esposa, con esas letras malditas entre sus dedos, días después del incidente. "Dichoso...y, no quiero ya ni pensar si alguien se hubiese parado a cotejar si ésta es en realidad la letra de Julián" -barruntaba- "...Porque se habrían dado cuenta que no es su caligrafía, que estas letras y este poema no le pertenecen a él..., sino a mí. Ya sabía yo que acabaría sucediendo, tanto tiempo escondido...un día tenía que encontrarlo...pero siempre he sido incapaz destruirlo..."-se lamentaba.

Y, de ese modo, un día, en su casa,el prestigioso literato, el héroe, el que siempre había sido el culto con éxito social, con una esposa que vivía a su sombra y servicio, encontró, por casualidad, un papel. Un papel con unos versos infinitamente mejores a los que él había sido capaz de crear en toda su carrera.
Al instante reconoció la letra. Su alma se partió en mil pedazos. La autora era su esposa...En lo que alguien toma una bocanada de aire, Julian Monteacaso, "el gran escritor", gozó, primero y sufrió después, en sus carnes, la contundente revelación de que su mujer era mejor escritora que él. Ella había recibido el don de la palabra, y a él, simplemente le habían regalado demasiados bolígrafos y papeles en blanco durante su infancia...
Entonces llegaron esas preguntas que acechan todas a la vez, viajando en vagones de feria, que ni van, ni nos conducen a ninguna lugar:
"¿Por qué nunca me dijo que sabía escribir y que lo hacía de esa manera tan deliciosa? ¿Cómo no me pude dar yo cuenta? ¿Para qué sirvo yo ahora que sé que la única habilidad que he cultivado y he creído poseer toda la vida me es arrebatada por ella? ¿Cómo habrá tolerado veinte años haciendo el ridículo papel de acompañante, del que simplemente tiene que "estar" , sin "ser" nada; si ella, en realidad "es", y mucho más que yo? ¿y si la gente se enterara? Debería haber sido yo el que estaba a su sombra...y, ¿cómo un sólo poema?, ¿por qué uno sólo? ¿Los destruiría para que yo no los viese?o ¿no creo más por no destruieme...? ¿Podría haber hecho tal sacrificio por mí? Soy un monstruo..."
Una revelación atroz acompañada de mil preguntas sin respuesta: eso era el abismo. Para cuando se dio cuenta ya tenía el cuchillo en sus manos así que, sólo pudo, mientras las últimas gotas de amargor inundaban su cuerpo, sujetarlo fuertemente...y FUSIONAR FILO Y CORAZÓN.

Texto agregado el 12-05-2005, y leído por 1495 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
27-02-2008 Este cuento tiene originalidad poco frecuente. animo escribe más jomica
28-12-2005 pobre tipo, lo mató el ego gualeta
29-05-2005 Escribes muy bien rosaroja
24-05-2005 Me gusto mucho...muy original...Saludos jimmi
19-05-2005 Vincho no me dijo nada de ti..cosa rara en el..pero bueno por cosas del destino entre a tu pagina.y me voy feliz..que hermoso escribes...me gusta como nos llevas de la mano..y te juro..que aún que vincho escribe mucho mejor y lo quiero mucho..no me voy a matar, así que puedes estar tranquila..por que aún que tu tambien escribes fabuloso...tampoco me voy a matar...por que me perderia el placer de leerte. 5* lobomexiquense
18-05-2005 me gustó mucho, es fluído y atrapa desde las primeras frases... --vincho--
17-05-2005 Un cuento muy original: atañe cosas que nadie, solo tu, se hubiese atrevido a escribir. Me encanta tu uso de la palabra, y los juegos que a veces haces con ella. Quiero más, anímate. Lurylow
 
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