VIAJEROS XII
Viajero: la superficie del terreno se ha vuelto rugosa. Montañas breves, colinas, poco pasto crece entre las piedras. Poca vida se extiende a tu alrededor. Sin embargo la noche es tan clara que es posible seguir el camino aun siendo avanzada la noche. La noche también se extiende como un manto sobre todas las cosas animadas o no. El cielo, la eternidad, penetra todo lo humano, todo lo terrestre. El cielo llega hasta tu humanidad y penetra por tus poros, llenándote de una materia intangible que solo se siente. La noche penetra en tus huesos y los ennegrece. Sientes el cansancio del camino. La calma de la noche, la paz y la nostalgia de cosas que dejaste. De amores trasnochados, de palabras que nunca pronunció tu boca. Frente a ti se para tu madre, llorosa, preguntado porque. Tu ya no tienes respuesta. Nunca la tuviste. Callas viajero, y largas frases se forman en tu corazón para justificarte, pero solo enuncias: perdón.
Tu padre se ve fuerte, vigoroso, como cuando eras un niño aún y podía levantarte en vilo, llevarte a cruzar el campo, mostrarte las aves y sus nombres, las piedras y sus destinos.
Viajero: el tiempo no vuelve. Tus padres han muerto. Y nada queda del pasado. Es parte de lo que tienes que abandonar. Esos recuerdos que han hecho que te sentaras en medio de la noche. Esos recuerdos que hacen que tus ojos compitan el brillo con las estrellas.
Viajero: nada te queda. Tienes tus manos vacías. Solo el futuro te espera al final del camino. Ese futuro que es solo una extensión del presente, incierto. Más incierto aún que el mismo presente.
Viajero: solo puedes elevar tus ojos al cielo y tratar de olvidar sistemáticamente. Olvidar todo. Nacer de nuevo con cada amanecer fortuito. Bañarte de tus miserias con el agua de la lluvia y correr por el campo como si fueras la nueva creación del cielo. Un nuevo Prometeo, pero libre, sin cadenas. Un superhombre auténtico que nace de la pobreza del hombre. Que nace de su interior.
Viajero: es largo el camino que emprendiste. Recórrelo. Íntegramente. Y surge fénix de tus cenizas.
Viajero: si el dolor del ayer te impide caminar: ¡Vuela!
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