Tristeza de mirada de invierno,
de entrecerrar los ojos instintivamente
creyendo ingenuamente que así el frío
no calará hasta la más profunda de las sensaciones.
Tristeza de calidoscopio en blanco y negro,
de figuras que se mueven como fantasmas,
de figuras cuyas bellezas se esfuman
sin el prisma sensitivo de los colores.
Tristeza de fin de año cuando
el calendario recién marca la mitad:
la más absurda de las tristezas,
una tristeza que no puede siquiera aferrarse.
Tristeza de poner en duda el bálsamo redentor,
de no poder acceder a él porque ella
todo lo abarca y no me deja
ni siete letras de colores en los rincones.
Pero acá me ven
buscando mi religión
en esta dosis de palabras
tristes.
Texto agregado el 11-05-2005, y leído por 149
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Lectores Opinan
11-05-2005
Ese bálsamo redentor no parece sere sufuciente en este mundo lleno de preguntas solitarias... Elfo_D
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