La Serpiente


Desde Adán y Eva estoy presente, soy la encarnación de la codicia, el engaño, el rencor, el corazón negro, soy rastrera y, si no tengo ni manos ni pies es porque yo no quise tenerlos, porque no los necesito, por que con el cerebro me basta, además quería ser todo lo contrario de los hombres, ya que estos fueron hechos a imagen y semejanza de Dios; Soy la Serpiente, rápida, astuta, logré convencer al hombre de pecar y, ¿para quién fue el castigo?, ¡¡Para ellos!!, Logré que los echaran del paraíso y los pusieran aquí, en el mundo de las correcciones incorregibles, en el mundo de los defectos, en mí mundo, en mi paraíso imperfecto, hhmm, cómo me gusta decir esa palabra im-per-fec-ción, puedo saborearla, sabe a azufre, a sudor, a carne humana, a fuego y, al pronunciarla deja un tono amargo en mi bípeda lengua; No he conocido sabor mejor que este, nisiquiera el sabor de aquella manzana, de aquél fruto prohibido que, por prohibido sabe mejor.

Al principio me costó ser aceptada por los hombres, no querían creer en mi, sólo hablaban de aquella deidad, del misericordioso, del que vive en el cielo, del que perdona, del divino, del que ama sin distinción, pero se dieron cuenta, cada ves que despertaban en este mundo de horror, en este mundo de olvido, cada ves que abrían los ojos y se daban cuenta que esto sólo empeoraba, que aquél Dios, que su Dios, distinguía perfectamente, que seleccionaba con sumo cuidado, que excluía y, que la misericordia era sólo para algunos; fue entonces cuando yo surgí con mayor fuerza, aparecieron las primeras guerras, hubo muertes y, ¿adónde se fueron casi todas esas almas? Pues están aquí, en la tierra, en mis dominios, conmigo, nutriéndome ¿por qué? Porque yo realmente acepto sin distinción, abro las puertas de mi reino y entran todos los que quieran, no selecciono. Dios se comenzó a alejar, muchas veces le pregunté que le pasaba, por qué estaba decayendo, a lo que él respondía: “el hombre es hombre porque es imperfecto y, esa imperfección, ¿sabes donde nace?, en el libre albedrío, cuando les di la capacidad de elegir, de pensar por sí solos me fallaron, se corrompieron y, en eso tu ayudaste mucho”, que alentadoras palabras, y él se seguía distanciando; comenzó a aparecer la tecnología y todo se me hizo mucho más fácil, la ciencia avanzaba, competían entre hermanos, se envidiaban unos a otros, todos luchaban por ser el mejor sin importar lo que hicieran para alcanzarlo, yo ya estaba en su mundo, era parte de él, era adorada por muchos y los que no me adoraban igual hablaban de mí, ya no les era indiferente y, con Dios lejos y aburrido de ustedes ya nada podían hacer, hubo nuevas guerras, esta vez con bombas atómicas, atentados terroristas, masacres, se escuchaban los gritos de madres, de esposas, de hermanas, de hijas, se había desatado el caos, que hermoso mundo había formado...
Y de pronto te volvió la conciencia, te acordaste de tu Dios y quisiste creer que él estaba aún ahí, viéndote, ¿Y ahora te avergüenzas? ¿Ahora te sientes sucio? ¿Millones de años después aparece tu conciencia?, Pues tu Dios ya no está, ahora el se encuentra a miles de metros por sobre tu cabeza, revolcándose entre nubes y querubines, descansando de ustedes, que no ha dicho que fueron un error tan sólo por que le quitaría la característica de divino, el error es algo humano, cosa que él no es; en este momento está ocupado con asuntos del cielo, con cosas importantes y, tú estás aquí, a unos pocos centímetros de mí, revolcándote en la tierra, llorando y suplicando por perdón, pero realmente el perdón no existe, nadie perdona, así que sólo te queda rogar por olvido, que tu Dios olvide tus pecados, si es que logras, primero, que se acuerde de ti, uno más de su creación, otro error que queda fuera del paraíso, otro hombre.