Hundida en la oscuridad de mi tormento; lluvia, agua..... siento las gotas recorrer mi cuerpo mientras tu me esperas sentado en aquel sofá, al entrar en el recibidor comienzo a desnudarme para poder secar el agua que ha logrado atravesar mis ropas. Te acercas a mí y con delicadeza ayudas a secarme, luego te alejas un poco y miras mi cuerpo desnudo; después de un momento de insinuante silencio te acercas, me besas, comienzas a seducirme y me acaricias tan dulcemente como sólo tu sabes hacerlo. Logras despertar en mi aquel inmenso deseo de hacer el amor contigo y entonces me tiras sobre la alfombra de la sala, te despojas de tus prendas tan rápido como te es posible, jugamos un rato al amor y luego te introduces lenta y tiernamente dentro de mi; tras un movimiento rítmico y constante, tus caricias, tus besos y aquellas bellas palabras que me susurras al oído, haces que llegue a estallar en un orgasmo que parece interminable y segundos después te vienes, te vacías dentro de mi y causas un ultimo placer para los dos. Agotados quedamos recostados el uno junto al otro. Me besas la frente, te pones de pié y me ayudas a incorporarme; tomamos una ducha con agua caliente y nos vamos a dormir, después de tanto gozo lo único que queremos es descansar. Recostados en la cama te acercas a mí, me acerco a tu oído y te doy las gracias por hacerme sentir tan bien, feliz y protegida a tu lado; y tú simplemente volteas, me das un beso en la mejilla y respondes con un “te amo”.