Las sombras del pasado vuelven,
Se meten en mi cama, me estremecen,
Sus dedos en mi espalda,
Mis manos encerradas en las suyas;
Murmullos, jadeos como susurros de viento,
Espasmos, sacudidas al ritmo del lamento,
Mi boca en sus pechos, sus manos hurgando mi cuerpo;
Y viene el dios del deseo a vaciar sus polvos
A envolvernos con ellos los cuerpos,
Gemidos que anuncian que renacemos,
Estoy dentro de un espacio sin tiempo;
Las sombras renacen,
Tomo tus curvas, tus valles,
Mojas en tus labios la diferencia que nos une,
Muero y revivo al instante de tu beso;
La luna celosa se esconde tras las nubes,
En la oscuridad absoluta tiemblas en mí,
Te adelantas, te atrasas, vibras al sentir
Cuando subo, cuando bajo, te dejo a medio vivir;
Abrazas a mi cadera con tus piernas,
Dulce prisión de la que no deseo huir,
Aprietas mi espalda al sentirme dentro de ti,
Ahora descansa… por el momento,
Tregua piden nuestros extenuados cuerpos
Pero solo por un momento…
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