Así fue.
Como un encadenado preso libertario.
Como una obsesión de sangre y desenfreno.

Y ahora estoy aquí, tal cual me ves,
como un patrullero de las sombras.
Una daga en lo más profundo de los celos,
Como un orgullo esquivo que agoniza.

Desviando la mirada, pensando con bajeza.
Sinceramente; asesinando a quien te abraza.

Y en una fugaz lucha de arrogancias,
se transformaron los segundos en basura,
se desmembraron las ideas opulentas.

Condenado.
Sin pulso vital viene el orgullo.
En el testamento están las versiones del pasado,
olvidado, fugaz, desprotegido.

Amargo. El sabor definido de tus momentos.
Rabioso. El sentimiento sitiado de mi vuelo.
Pasado. El presente más íntimo, olvidado.
Falso. El rostro que pusiste en pretexto de lo alegre.
De incomodo. El instante de presentar a los rivales.
Verdadero. El total odio al invierno de recuerdos.

El Coronel.