baja la làmpara la luz ciènaga raspa el borde de nada. Hay que fugarse soñar amadìsimas pinzonas que anidan sobre el àrbol del entrecejo. Amar es un desierto y el aire rondando la tierra se apaga y se enciende cuando vos acabàs.
Texto agregado el 10-05-2005, y leído por 154 visitantes. (3 votos)