Me gusta venir a éste lugar, no sé por qué. La iluminación, el café, lo discreto y acogedor, o nada más porque me gusta y ya, no importa.
Pero hoy, hay algo fuera de lugar; el tipo con chamarra negra de la mesa de junto, está hablando mucho y muy fuerte, me distrae.
Con qué seguridad habla, si no fuera por la casi infinita credibilidad de la gente... es pasmoso cómo acepta cosas que no puede ver, y mucho menos comprobar... no sé cómo es que niños y adultos, aparentemente cuerdos se embelesan con historias a cual más increíble y absurda: " Que si hace muchos, muchos años, vivía un rey que tenía tres hijas...", que si "... en un país muy lejano, el pequeño príncipe no quería jugar con ninguno de sus muchísimos juguetes, y entonces, el mago de palacio..."
Paparruchas, quimeras, patrañas, chapucerías, calumnias... mentiras, sólo éso, mentiras... No sé por qué tenemos que aceptar las fantasías de otros como verdaderas, sin... bueno, sin que sean nuestras; sólo por que lo dijo... quien lo haya dicho. No sé por qué tenemos que creer en hadas, genios, alfombras voladoras, hechicerías y embrujamientos... No sé por qué... por qué la verdad no puede ser sólo la verdad y ya... ni sé por qué, por qué.... ¿ por qué ?... por qué está cambiando el color de la luz... ni por qué ya no hay mesas... ni meseras, y están brotando rosas amarillas de las paredes, el piso se volvió curvo con rombos azules y negros... ya no hay techo ni nubes y las estrellas brillan y titilan como en película de Disney , acaba de pasar un conejo muy grande y blanco, de frac y sombrero de copa, mirando preocupadamente su reloj. Una niña se comió algo y está empezando a crecer... me mira fijamente, como con lástima, voltea al espejo, se alisa la falda y sigue creciendo... creciendo...
|