Él es el vagabundo, merodea por los sueños y aunque cada uno es un mundo conoce a todos ellos. No intenta escapar, por el contrario, se queda, y sólo se intenta alimentar de ilusiones y metas. No depende de uno, por lo general, es la inversa: yo le entrego mi mundo y lo deja en la mesa.
Texto agregado el 09-05-2005, y leído por 115 visitantes. (2 votos)