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Ataques de Lucidez
Octubre del 2004 New York



La luz no le era la misma, en la sombra oscilaba otra sombra, delgada larga y moviéndose velozmente. Se sentía acechado y volteaba para todos los lados pensando que la multitud lo espiaba. El hombre comenzó a sudar y se levanto, aun no venia el tren pero reacciono como si viniese luego se volvio hacia la pared y se recosto. Los músculos de la cara se le movían y aunque aflojaba las manos con sus ganas compulsivas de sanar las cerraba de nuevo.


Ya no sabia que hacer. El ambiente estaba frió, el lugar oscuro, casi todos vestían de negro y pensó que se trataba de un sitio macabro, fue cuando soltó un 'NO' y una mujer en la estación del frente le clavo los ojos, entonces crujieron los rieles, el tren venia y paso deteniéndose poco a poco. Entre vagón y vagón el observo a la mujer creyendo que esta lo sentenciaba, mareándose, inclinándose y sin querer casi le caía encima a un hombre. El pensó que nunca la había visto pero ella ya no le miro mas y abordo el tren sin darle tiempo para que el le preguntase.


Cuando se dio cuenta se había quedado con un esfuerzo malhumorado, sin mas otra cosa en que pensar y en que decir solo una corta palabra 'Uju' -Un gruño- y sintio que estaba nervioso, mal. No hallaba como romper con su estado hasta que una vaga sonrisa le suavizo esa forma, reflexionando sobre el asunto. Como podía cambiar tanto? se pregunto pero en un instante

ya estaba bien y cuando se lleno la estación de nuevo pudo hablar con una mujer joven.


Su explicación fue corta y precisa. Siempre pareció sincero. La mujer se puso un poco extrañada ante su agilidad pero finalizo identificándose con sus palabras porque a ella le pasaba lo mismo que a el, ademas era un instante en que necesitaba verdades y fue a preguntarle si estaba contento invadiendole una duda sobre su vida. Quien era? que hacia ahi hablando con un extraño? pero al final obvio todo como hacia siempre.


- Y ahora estas contento?

-Si- Le dijo el. Con mirada solitaria y pensó en todo el tiempo en que había estado sin compañera.



Ella lo observo de arriba abajo como si regresase de un infinito y se puso a pensar, por primera vez enfocaba la vida desde otro punto de vista, se dio cuenta de que todo ese ultimo tiempo lo que había hecho era estudiar y trabajar y le dio las gracias con entusiasmo, el se las devolvió con pensamientos vagos, con un cansancio suicida y sin nada en que creer.


Cuando paso el tiempo pleno mas el frió entrando inesperadamente por las rejillas que en el techo se asomaban la calle y ella se le acerco mas. Lentamente las ganas iban dibujándose. Ella dejaba también que pasaran otros trenes,a ratos se iba y volvía volteando cuando el la veía. Cuando el empezó a vigilarla olvido su ritmo y pareció sereno.


-Tu de donde eres?

-Europa Oriental- ella le dijo

-Y que haces aquí?-

-Imito cantos de guijarros, de cristo fue, para los niños- y rompió.


-Mejor salimos de aquí No?-

El quería abordar el tren, después de sus palabras salir. Pero estaba metido en una misteriosa situación y ella por alguna razón muy personal lo imitaba. Entonces el intervino tomándole la mano para sacarla fuera. Y caminaron rápido subiendo por la escaleras, ella sonreía moviendo su cadera flaca como una campana. Era muy bonita y el estaba al tanto.


Después de varias cuadras llegaron a su habitación, cuando entraron el puso música, ella tarareo la melodía. Pero nuna dejo que el se pusiera detras de su espalda.


-Quieres algo de tomar?- le pregunto el abriendo la nevera. Ella entre el jugo y la cerveza prefirió el jugo, el la acompaño preguntándose cual había sido el secreto de que lo acompañase.


No hablaron nada por mas de media hora. Pensaban en sus cosas, solo se hacian compania. A el le bastaba con voltear y saber que ella estaba.


De repente ella gimió y el se dio cuenta de que estaba llorando pero no quizo intervenir. Quería llegar a ella a través de una acción y comenzó a dibujarla. Primero los perfiles de su nariz larga, los pómulos. Era como si la acariciara. Luego detallo la forma de su cabello ondulado


-Te colgare allí- su rostro se convertiría en un cuadro, y el sitio exacto para colocarla era en la pared que estaba al frente de su cama. Ella sintió un dulce escalofrío y trono los dedos de sus manos pero le dio vergüenza tratando de ocultar una pregunta que estaba en la punta de sus labios.


-Crees que soy bonita?

-Si-

Después de escucharlo se sonrojo un poco y le pregunto algo que la intrigaba.


-Vives solo?-

El le afirmo con su cabeza y luego le hizo una aclaración.


-Debo de decirte que jamas he pensado en la posibilidad de romance.


-Que es un romance?-ella le pregunto-, Acaso tu lo sabes?


-Personas envelesadas en estado de éxtasis contemplativos, no hace falta insistir en este tipo de cosas. Conozco el mecanismo.


Inconscientemente el se apartaba de ella, de nuevo a la penumbra y a la desolación.


-Te gusta caer-ella lo apoyo- me gusta caer, huele a humedad casi siempre, también vivo al ataque, busco alientos, climas que convierto en holocaustos. No por gusto, por culpa de las personas con las que he convivido hoy prefiero estar sola.


-Rara vez consigo alguien como tu- El sorprendido le replico.


-Los hombres se asustan- ella refuto- también tendrías razón si me declaras retardada-


-Acaso eres atea?

-Solo sigo dando vueltas.

-Cuanto tiempo considerándolo?-

Media hora cada día. Quizá.

Ella empezó a hacer sus silbidos de guijarros, luego hizo un gesto impreciso que podría interpretarse como una desconexión. Carlos no comprendió y volteo hacia un estante. Una pastilla muy pequeña le alumbro en los ojos y sin pensarlo ya la tenia en sus dedos, dando un recorrido en forma giratoria, hasta que la subió la puso en su boca y trago. Cuando cayó en su estomago se quedo inerte, esperando 20 minutos, mientras mas minutos mas perdía el temor y llego a la conclusión de que era atractivo. Los monstruos con que sonaba ya no le importaron. Sintió la misma prepotencia de cuando penso que era famoso y decidió enumerarle todo sus logros.


-Sabes tuve los mejores promedios en la universidad y me gradué con honores, las mujeres que quize, dinero y automóviles del ano. Pero ella había notado que el había tomado algo y le rogó que la invitara sin detenerse a interpretar sus objeciones extendiendole las manos y mostrandole con un gesto su profundo deseo.


-Por favor ponte a pensar en mis intimidades y no seas tan desentendida-


-Por eso tiemblas?-

-Por eso espero-

-Esperas claro.Esperas que?

-Que digas algo-y se desinflo- Perdona que ahora no sea el mismo pero te haré una pregunta.


-La que quieras-

-Notas algún cambio-

-Lógicamente. Ya no eres el mismo. Yo si soy Sofia, ya te lo había dicho y seguiré siendolo. Un tanto distraida si pero la silvante, la que entretiene a los niños. Me marche de casa muy temprano, cuando mi madre murió. Este es mi cuarto país, mi segundo enfrentamiento conmigo mismo. Dime realmente Carlos quien eres y ahorremonos los problemas.


-Como saber quien quieres que sea-

-Necesitaríamos mas tiempo y no estoy dispuesta.


-Entonces por que no ir a divertirnos-el la aventajo-


-Divertirnos?-

-Si, divertirnos-

-Otra vez- Ella penso, las tres cuartas partes de su vida habia sido esa la solucion y se sentia tan cansada de resolverlo todo asi que se entristecia pero no dudo en aceptar, sus opciones hacia tiempo se habian agotado.



Cuando salieron comenzaron a captar señales mirándose. Las calles estaban congestionadas y ellos se colaban por los espacios hasta llegar a un bar. Y se sentaron . El lugar estaba solo, un tanto oscuro, lleno de velas y candelabros., La música que sonaba les atrajo. Primero un sáxo, luego un piano y al final una guitarra estridente y distorsionada.


Carlos bebió rapidamente, sus pupilas se encandecieron y comenzó a hablar con otro vocabulario. Describía a un mundo en que todos iban a vivir felices, un mundo sin violencia, comenzó a ver su hermosura, a sentir sus manos. Carlos se torno muy afable, desprendido. Cordial,cuando ella iba al baño la llevaba y la esperaba. Le ponía la silla, le daba bocadillos en la boca. Sofia no se resistió y lo beso. El lugar comenzó a llenarse de gente y ellos continuaron atestandose de alcohol hasta que sofia perdió el equilibrio. Su cabeza se convirtió en una disputa pues sabia que Carlos insistiría en llevarla hasta su habitacion luego reflexiono y saco un billete de 20, anoto en una servilleta una dirección para que el fuera y buscara algo. Durante la ultima parte de su vida Sofia conservaba aquello como una tradición para reanimarse. Para comenzar a bailar y combatir el sueno. El compartió su preferencia pero se la dejo como encargo al mesero. Cuando el regreso inhalaron y ella fue otra. Le urgieron las malas intenciones metiéndole las manos en los bolsillos del pantalón con un brutal erotismo y salieron del sitio corriendo para no pagar, burlándose, hasta un poco violentos con los transeúntes.


-Que bueno que no seas tan discreta!-el le dijo de repente- Le habia sorprendido y estaba fascinado.


Ella se sonrió, estaba rompiendo de a poco los muros de su contención entre una y otra inhalada. Cuando regresaron al cuarto el la desvistió y ella antes de dejarse tocar camino a su alrededor rodeandolo con su cuerpo y con su aroma


-Si tu me hubieras conocido antes-le dijo en una replica en que se detuvo-con mis vestidos cortitos, con mis senos protuberantes. Tan hermosa. El se impulso con el comentario. Ella sabia que era una diestra insinuación en las perversiones. No cualquier mujer se le pasearía así y le diría eso.


--Eres única Sofia-

-No es que tu estas enfermo-


Haci transcurrió mas de la noche. Entre tragos, inhalando. Admitiendo sus errores, con una carcajada incrustada en el abdomen pero se acabo la sustancia, el licor. El había estado mas de tres horas empujándose adentro de ella. Ella tratándose de escapar para ir a la linea blanca que estaba sobre la mesa. Retorciendose. Las

horas los apabullo. El pensaba en como decirle que ya se fuera, ella en pedirle amor. No hubo mas que hacer, sus estilos no eran los estilos de la calle, se había equivocado de lugar, de música, de vestimenta. No vivían ni siquiera

cerca de donde se divirtieron. La realidad era una gente horrible en circustancias ajenas Sofia comenzó a moverse inquietamente, una pierna luego la otra. El trato de detenerla con un manotón pero ella reacciono dandole un puno en la nariz detuvo con un puno. En la pelea el lucho por inmovilizarla pero ella le quitaba sus fuerzas clavándole las unas en la espalda. El se levanto de momento y ella se quedo aferrada a el, sin el apoyo del piso, pegada a su cuerpo como una arana, entonces el decidió impulsarse para estrellarla contra la pared, para que perdiera el aire y con el golpe cayó. tratando de arrastrase hasta la calle pero la puerta estaba cerrada.


-Estas bien?-el le pregunto- y ella volvio lo miro con unos ojos demasiados nostalgicos.


-Temo a la verdad-

Ese camino los condujo a un profundisimo pozo donde una multitud los observaba. Del pozo salia pasillos y de los pasillos una camino borrado. Rostros, agentes de la ley, familiares inculpando con un dedo. Ella se puso tras de su espalda el arrimo todos los objeto que pudo para tapar la entrada y


-No pasaran-Grito.-Sientate en el sofá-volvió ordenadole.


-Pero tu no eres mi jefe-

-No tardaras en aceptar-el refuto-,yo se como son estas cosas.


Ella percibió en el una nueva violencia porque la tomaba y le hacia el amor y luego la apartaba cuando ella quería seguir.


Sofia volvió a llenar el vaso para estimularse juzgando inútil todo. Acepto que estaba allí por que reconoció en el rostro de Carlos todas las características de un adicto que ira por mas, consciente de las consecuencias y dispuesta a pagarlas todas por esas escasos momentos de exaltacion.





Texto agregado el 09-05-2005, y leído por 139 visitantes. (0 votos)


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