Está sentada en el medio de la plaza, desnuda. Posa su pubis sobre el césped, lo frota y se le dibujan espasmos. El domingo cae sobre la ciudad, calma. Un linyera duerme bajo un árbol, sueña y las horas ya no volverán. Ella frota su sexo contra el pasto y así se coge al mundo entero, o le hace el amor al planeta, o pasa por loca.
Texto agregado el 08-05-2005, y leído por 159 visitantes. (1 voto)