VIAJEROS VII
Siempre sucede un imprevisto en el camino. Siempre se cruza una piedra, un árbol, una lluvia incandescente, un meteorito. Pero el camino ha de ser completado, a cualquier precio. Una vez que has comenzado, solo queda seguirlo...sin importar los traspiés, los inconvenientes. De esta decisión depende la furia de los imprevistos. Del amor a tu decisión depende que los obstáculos sean solo inconvenientes o terrible cataclismos. Muchas veces el camino es circular y el tropiezas mil veces con la misma piedra, hasta que tu forma de superarla agrada a los dioses de la ciudad. Debes probar, si con sonrisas disuelves lo áspero. Si con lágrimas superas el tramo. Toda estrategia es válida, positiva solo una.
Pero debes probar una y otra vez. El oráculo que sigue todos tus pasos está atento. Puedes dudar. Si lo haces, siéntate a la vera del camino. A muchos caminantes les ha sucedido que lo que parecía dura roca era solo un animal perdido, y, tomándose su tiempo se alejó. Muchos caminantes sufrieron los tentáculos de plantas carnívoras que amenazaron su vida en el intento de acercarse. Siempre debes ser cauto. No te salvan ni las palabras ni los gestos de fastidio. Eres tú ante tu obstáculo. Debes recordar que el tropiezo es solo tuyo, personal. Puedes consultar las cartas, las aves, las rocas, el tao o cualquier medio lícito o no de adivinación. Pero en definitiva la decisión es únicamente emanada de tu instinto natural.
Viajero: vale convertirse en ave, cordero, en espiral. No vale convertirse en planta, en hermafrodita, en sal.
Viajero: si tu obstáculo es precipicio, debes pensar antes de saltar. Debes considerar riesgos y valor. Antes que nada, debes controlar tu brújula y tu paracaídas. Quien dice que tu camino no puede ser vertical por un momento.
Viajero: nadie te evita los tropiezos. Nadie. Ni la buena fortuna, ni los ritos expiatorios. Solo pueden ser atenuados. Siempre serán obstáculos.
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