¡AQUÍ… MUERTO!

He muerto. Y quisiera saber por qué. Siquiera por qué razón, o al menos la causa física que provocó mi muerte (o biológica), no importa…
Sé que he muerto porque intento pasar mis dedos por mi frente y sólo se alza, frente a mi cara, un espejismo: la silueta tridimensional de mi mano y mis dedos, irradiando de la tenue línea de su boceto una pálida luz amarilla, casi blanca. Como si fuera transparente, como si en vez de mi mano solo fuera el espacio que ella ocupa…delimitado por una pálida luz casi amarilla…
La mano-silueta, y la frente? Quizá todo mi cuerpo sea un espejismo… Pero no puedo alzar mi frente (o también quizá se alce sólo el espejismo). Pero es extraño porque al levantar mi mano, sentí el peso disminuido de (mi) espejismo-mano. No sucede con mi frente, y tengo que pensar…

Por qué he muerto? Mis recuerdos son también espejismos que vienen y van, se entrelazan con aventuras de niños, con tardes cansadas, con noches sin dormir, con grandes amores y odiosos seres que quizá aún vivan…con obsesiones, con miedos, con fantasías. Pude haber estado enfermo, fumé tanto, abusé tanto de mi resistencia… Ni cuento las veces que puse cloro o grasa consistente en mis heridas, que tragué agua sucia del río, que me dormía aspirando el olor de la pintura, que soporté el olor del neoprén, de la cera, de la bencina… Pudo haber sido.
O quizá un accidente, una muerte violenta que estará dando que hablar a la gente. Me habrán asesinado, habré peleado con alguien?…Especularán… Y si ya ni se acuerdan de mí?...

Cuánto tiempo llevaré muerto? No sé si llevo sintiendo así un día o dos, o una semana, o meses o años tal vez. No recuerdo cuando “desperté” a esta realidad (o irrealidad?). ¿Cuánto tiempo habrá pasado? No puedo mover más que mis manos-espejismos (que no son en realidad mis manos)… o es lo que al menos me parece… ¿Qué le queda a uno después de muerto, qué le pertenece? ¿Qué es lo que lo hace a uno “ser un ser vivo” si no es el cuerpo? ¿Qué es lo que se muere? Pero si estoy muerto… ¡estoy enterrado!...No veo donde estoy, el espacio se me hace recuerdos y más recuerdos, mezclados, confusos… Estoy en el mundo de los recuerdos…
¡Muerto! Por qué no puedo saber si me enterraron? Por qué ahora puedo y siento lo que estoy “no viviendo”? Hasta cuándo o cuánto tiempo seguiré así? Si es que existe el tiempo…Pienso y pienso y no puedo entender este “mi” mundo de los muertos…

Y por qué estoy pensando…si estoy muerto? ¡Qué dirían si supieran que los muertos piensan…! Y qué saco con pensar, no sé nada, no entiendo nada, sólo estoy con mis manos-espejismos y confusos recuerdos…
Pero son también mis brazos…y mis piernas. Al fin puedo mover mis piernas, aunque quizá ni sean mis piernas, transparentes como mis manos, livianas, y también el cuerpo…me doy vuelta y empiezo a enderezarme, todo espejismo…Se van ordenando los recuerdos, pero no encuentro el final de mi vida, aún no se por qué he muerto…
Una voz de niña llega a mis oídos “Gabriel...dónde estás?”
Siento una leve presión encima mío, algo que resiste a mi cuerpo fantasma…Pero también yo, espejismo, hago presión…Y justo entonces, en el instante que traspaso la barrera, veo el cielo azul reflejándose en el agua…En la playa casi desierta, desesperada, corriendo, la niña de mis sueños…
«…Estoy aquí… ¡muerto!...»

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