... Y emprendíamos la retirada... De aquel ruido ensordecedor, de aquella maniática y desordenada ciudad...
ella se perdía tras nuestras espaldas... Ahora nuestros ojos sonreían tímidos y rendían homenaje ante aquel espectáculo que dejaba el sol en el cielo mientras su agonía tornábase dulce...
Los ojos de algunos, se inundaban de lágrimas aludiendo a la búsqueda de palabras que explicasen aquella belleza animal que despedían los rayos que se preparaban a dormir en la penumbra; tal como los árboles guardaban sus hojas, acurrucando en el alma a las mas pequeñas, mientras susurraban un canto que coreaban con el viento.
Los animales se paralizaban al escuchar las voces que unían en completa armonía a los árboles y al viento que les acariciaba...
Luego, mas tarde, todos en común acuerdo se aprontarían a dormir bajo el negro cielo; pero se sentirían tranquilos y a salvo, pues la luna y las estrellas les cuidaría de aquel monstruo errante de la destrucción...
Texto agregado el 06-05-2005, y leído por 154
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