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EL MISTERIO DE CRISTOPOLIS

Cuatro de la mañana. El frío se cierne sobre la ciudad de Cristópolis, causando el congelamiento progresivo de sus aguas repletas de arsénico. Cristópolis era, hasta hace unos tres mil años, una ciudad prospera y fértil en medio del desierto. Su riqueza era tal que muchos pueblos deseaban ansiosamente posesionarse de sus riquezas: godos e indigenistas en los tiempos del Gran Reino, Arcanos y Mesótopos en los tiempos del Imperio y hasta hace unos veinte años eran los americanistas. Oro, plata, carbón, cobre… digamos que Cristópolis era una urbe pujante siempre, muy bien tecnologizada y con una población acostumbrada a los grandes avances de la tecnología. Ultima ente, esta ciudad futurista pasa por un negro momento y las autoridades ya no saben que hacer con tanta delincuencia y contaminación.

Sonaba la sirena a esa hora de la mañana producto de que había un asalto en el Banco de Cristópolis. Antonino Machuca, un ladronzuelo vil y despiadado que azotaba a la urbe con sus actos de vandalismo y corrupción estaba dentro del grupo de maleantes que robaba el Banco. La policía intentó perseguirlo por más de media hora, pero sin resultado efectivo. En eso, a Antonino se le ocurrió la brillante idea de tener como escondite una mansión encantada que había en medio de los tres puntos más importantes en Cristópolis: el departamento de Milicia Popular, la Magistratura de Justicia y el Palacio Amatista, residencia de los últimos gobernadores de la ciudad. Abrieron la puerta a patadas. Se encontraron con la sorpresa de que era una casa muy antigua y muy bien amoblada. Se instalaron cautelosamente en uno de sus asientos y revisaron el dinero obtenido en el atraco. “Creo que con esto podremos hacernos de un arma lo bastante poderosa para causar la tan ansiada anarquía” dijo ansiosos mientras veía caer billetes y monedas de oro en sus manos. (Machuca era también un archirreconocido terrorista anarco. Hubo un tiempo en que este personaje estuvo ligado al Partido Comunista, pero luego de la caída del Muro de Berlín, comprendió que el objetivo del comunismo se había entregado a los intereses democráticos, dejando de lado la lucha armada. Por esa razón, se hizo anarquista). “Sí Antonino! He incluso nos alcanza para hacer un pequeño golpe de estado” replicaba Gogo, uno de los secuaces del desalmado Antonino.

Embelesados estaba contando el botín cuando se escucha caer un objeto al suelo. “¿Escucharon eso?” Dijo Antonino extrañado. Al momento que ellos dijeron que sí, se levantaron asustados empuñando sus metralletas y gritó Gogo: “¿Quién anda aquí?, ¿Quién chucha está acá?”. Nadie atendió el reclamo del delincuente. “Estos hueones creen que podrán con el gran Antonino” dijo el líder anarquista mientras tanto daba orden a sus hombres de revisar el edificio, seguramente en busca de algún avezado policía que haya entrado al lugar. Pasaron diez minutos y Antonino dejó de escuchar a sus amigos, en ese momento, su expresión dejó su carácter violento y pasó a ser un reflejo de su preocupación, un desconcierto por la suerte de sus compañeros de armas. “Gogo, Sweety, Álvarez… donde están?... mataron o no a esos conchadesumadres?” decía con tono seguro pero a la vez invadido por la preocupación. Mientras hablaba proyectando cómo estarían muertos los policías, Antonino logró llegar al segundo piso. Miro hasta el fondo y vio que había solo una puerta abierta, pensó que seguramente sus malnacidos compañeros estaban ahí rodeando al cadáver. En el rato que entró, la imagen que vio fue algo espantoso: vio a sus amigos colgados, amordazados y casi cercenados por alguna especie de espada… el piso estaba cubierto de sangre… Gogo estaba colgado de pie frente a una estatua y sin cabeza, la estatua le sostenía la cabeza por él; Swetty sufrió desangramiento producto de múltiples estocadas en su cuerpo… también estaba colgando pero de cabeza para permitir mayor desangramiento y Álvarez estaba colgado por una cama hecha de púas y puntas de flecha. Esta horrible imagen de terror asustó a Antonino. Ya a esas alturas, descartaba de plano la posibilidad de que fuera algún policía u otro efectivo de la ley quien haya hecho semejantes homicidios. “Quien está aquí!!!, contesten mierda!!!” gritaba algo quebrado y a punto de perder la respiración. No pasó un momento hasta que su voz se apagó en un grito escalofriante que inundó la parte centro de Cristópolis.

La policía, tras tres horas de búsqueda, logró dar con el paradero del escondite de los malhechores. No tuvieron que usar la fuerza para entrar. Registraron todo el edificio y como no habían rastro de ellos, ya estaban creyéndolos fuera de la ciudad, pero de pronto, el llamado de un oficial que se encontraba buscando en el segundo piso movilizó al personal ubicado en la planta principal. El inspector llegó al lugar y presenció la imagen más sórdida de la crueldad humana: los cuerpos de Antonino Machuca y sus secuaces se encontraban sin vida y colgados del techo de la habitación. “No comprendo… ¿quien pudo haber hecho semejante atrocidad?” se preguntó impactado el inspector de nombre Sergei Contreras. Se paseó por toda la habitación y no encontró ningún rastro del asesino, pero al menos siente la tranquilidad de que Machuca no volverá acometer más ilícitos. “Señor Contreras, encontramos esto” dijo un oficial que vino corriendo con una pista del asesino en la mano, la tomó y la miró cuidadosamente y dijo “Mmmm, que podrá ser esto”. Quedándose extrañado se retiró del edificio dando como orden que llamaran a criminalistica forense y se llevaran los cuerpos.

El inspector Sergei Contreras se llevó la prueba, una tela de vestido blanco en encaje, hasta una sastrería donde podían darle algún dato de qué podría ser esta extraña pista. “Buenos días Señor Petrovski, ¿como le va?” saludó amablemente al sastre de Cristópolis que se encontraba analizando unas telas en su mostrador. “Muy bien Inspector Contreras, ¿qué lo trajo hasta aquí?, ¿desea que le haga otro traje de esa tela que tanto gusta o quiere un arreglo para los que tiene?”…
- No Sr. Petrovski, vengo aquí para preguntarle sobre esto
- Mmmm, y esto?
- Es una pista que dejó el asesino de Antonino Machuca.
- ¿Qué? ¿Antonino Machuca muerto?
- Sí, lo hayamos muerto en una vieja casa cerca del Palacio Amatista…
- ¿Palacio Amatista dijo? Déjeme ver la pista.

Luego de cortos cinco minutos, la cara del Sr. Petrovski era de terror, a penas sus claros ojos azules podían contener la razón de su aseveración…
- Digame Sr. Petrovski, ¿qué dedujo?
- Sr. Contreras, le sugiero que no vuelva a pisar esa casa… esta encantada y en ella vive un espíritu que busca justicia.
- ¿Pero de qué me habla?
- Le hablo de la tela: esta tela es de un vestido de corte victoriano, del año 1880.
- ¿Vestido Victoriano?, ¿1880?... pero para donde va todo esto…
- Vaya a la biblioteca central, Archivo de “La Gazzeta Cristopolitana”, año 1900.

En eso, el Inspector Contreras no demoró más tiempo y partió hasta la biblioteca central. Al llegar al lugar, pidió el archivo de “La Gazzeta Cristopolitana” del año 1900. Recibió un expediente tan grande como los mismos libros de registro civil. Revisó cuidadosamente cada ejemplar para ver donde podía estar la información. En una sorpresa se convirtió su mirada cuando revisó el siguiente titular:

“La Gazzeta Cristopolitana, año 4, 16 de Marzo de 1900:
La policía de Cristópolis y la comunidad entera esta consternada por el asesinato del famoso millonario local Andrés Cáceres, ocurrido en la noche recién pasada. A su humilde y penoso destino también se ha unido su hija menor, identificada como Nicole Josefina Cáceres Lacroix, de tan solo 17 años, quien se encontraba acuchillada en la espalda. En este último, se presume que fue un suicidio, ya que el arma tenía rastros de madera, la misma que tenía en el piso ya que éste se encontraba con un boquete, que según explica el parte de la policía, fue hecho “seguramente para colocar el objeto de manera tal de caer al suelo a atravesarse dicho objeto”.
Los funerales de ambos malogrados serán en el Cementerio Católico de la ciudad…


En ese instante, su semblante cambió, porque comprendió que se encontraba ante un suceso delicado y difícil. El misterio de Cristópolis aún no tenía atisbos de ser más que un mito, pero la pista y esta revelación da a entender que es más que un simple asesinato de un famoso asaltabancos, sino de algo mucho mayor, de una venganza del pasado contra el presente.

Texto agregado el 06-05-2005, y leído por 132 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
06-05-2005 Me parece que usted sabe y entiende a estructura, pero...le hace falta más fuerza emotiva. Inténtelo. maravillosa
 
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