Nadie llena tu estuche aún y no sé si ya tirarlo, pues no huele más a tí de estar tanto tiempo guardado.

Nadie me despierta al dulce sueño compartir, ni al llorar toma mi mano, porque en nadie mas sentí que me había enamorado.

Ya no pienso tanto en tí aún me sabe a demasiado, miro tu estuche al dormir y no me sirve de consuelo, saber que ya te perdí, y ni de apoco emprendo el vuelo.

Nadie llena hoy tu estuche brillante cubierto de tela negra que marca el luto que aún mantengo ante tu efigie moribunda, y no te he escuchado al partir.

Por más que lo intente nadie sabe hacer de esos absurdos momentos algo para recordar, ni de esas pequeñas cosas un recuerdo que olvidar.

Nadie vive conmigo, ni de coña en la mente vacía y ausente de mí, mas nadie ahora me acompaña al simple y solitario dormir, y el sueño no sé conciliar.

Nadie toma mi mano herida como mi necia forma de amar, nadie se acerca al menos a ayudarme a intentar de a poco el poderte ya olvidar.

Busco y alguien lo desborda, no encuentro y alguien ni lo alcanza, no me decido a tirarlo no te dé por regresar, nadie llena tu estuche y no te puedo olvidar.