Llegamos al hotel, yo creo pasadas la diez de la noche y nos encontramos con una bienvenida realmente de películas. Cuando nos bajamos de la Van y miramos hacia el hall del hotel , nos dimos cuenta que nos esperaba el personal haciendo una pared por ambos lados de botones y mucamas. Nos miramos y entrecruzamos una expresión de asombro. Sofía exclamo ¡esto es para nosotros! -Así parece le respondí, dudando de esa respuesta y mirando hacia atrás por si venia alguien de mayor importancia que tuviera el mérito de tal recibimiento, pero no, éramos los únicos entre la van y la pared de botones y mucamas. -Será que a todos los recibirán de esta forma, me pregunto Sofía. Levante mis hombros en una acción de respuesta, luego e ingresamos a recepción, ahí al momento de registrarnos se esclareció todo, Si, era nada menos que la suite presidencial la reservada para nosotros. El papá de Sofía ahora mi suegro, fue el total culpable de todo aquello. Pues como obsequio de matrimonio nos regalo la luna de miel.
El encargado principal, nos indicó el acceso y nos dio la tarjeta con el numero de nuestra habitación,.Era realmente hermosa;amplia,con una decoración pasmosa. Esa habitación era realmente impresionante. La vista hacia la playa era fascinante, se veían algunas embarcaciones, las palmeras por la orilla la decoraban hermosamente y una noche completamente estrellada le daba ese toque perfecto que no podía faltar.
Nos pregunto él botones si bajaríamos a cenar. Con una mirada cómplice los dos asentimos negativamente con la cabeza y el botones entendiendo se marchó. Como era nuestra primera noche de luna de miel, queríamos aprovechar para estar solos. ‘Esa noche fue maravillosa. Sofía, era la mujer que había elegido para el resto de mi vida, con la que despertaría cada mañana por el resto de mis días, la futura madre de mis hijos, mi mujer, mi señora, mi todo. Y nos dormimos cariñosamente abrazados.
La conocí en el cumpleaños de mi hermana, de eso hace ya un año y medio atrás.
Desperté como a las ocho de la mañana, de inmediato pedí el desayuno, mientras lo preparaban e ingresé a la ducha. Justo al salir del baño tocó el botones, había llegado con lo suyo. A Sofía que a un dormía, le acerque suavemente el carro con el desayuno, esto para que no despertara antes de tener todo listo al costado de la cama y así estuvo.
Les comenté que era la más hermosa en ese cumpleaños, se veía tan pequeña, tan juvenil, y yo ya tenía mi edad, la verdad, no pensé que la pudiera conquistar.
Volviendo al hotel, el desayuno fue impresionante y muy contundente, a parte de tener leche, té, y café, contenía diferentes frutas Y jugos tropicales. Con eso supuse tendríamos energía para gran parte del día. Cuando tuve todo listo, entonces la desperté. Ella estaba feliz esa mañana y con el mejor ánimo para disfrutar conmigo ese día y el resto de la semana. Tomamos el mejor desayuno, no por el desayuno en si, sino porque éramos una pareja de enamorados recién casados tomando el desayuno en una isla paradisiaca. Que mejor suerte para nosotros nos podría traer la vida. En esos momentos pensaba que tenía todo, pero lo más importante, la tenia a ella.
Recuerdo que en ese cumpleaños conversamos de todo, luego bailamos, nos reímos, disfrutamos uno del otro, fue un gran comienzo. El tiempo se nos paso tan rápido, que a ella se le hizo tarde Y yo por su puesto, no podía permitir que se fuera sola, pues me ofrecí y la fui a dejar, esa misma noche conocí a sus padres, quienes agradecieron el gesto de mi parte, en llevar su más preciada hija segura a su hogar. Desde ese momento no salí más de sus vidas y prometí que a su hija siempre la protegería y cuidaría.
Sí, son esas promesas que uno hace, sin sospechar el grado mayor de dificultad que ellas pudieran tener.
Esa mañana después de ese desayuno con mi amada, subí andar en bicicleta por la isla mientras Sofía se duchaba, luego nos encontraríamos en la playa, entonces ella tomaría un poco de sol que le encantaba, con precaución decía ella, puesto lo hacia por las tardes y las mañanas.
Eran cerca de las ocho, cuando yo ya de regreso hacia el hotel, cansado después de mas de una hora de travesía, también ansioso de llegar donde Sofía, que apuró mi marcha en dirección al hotel.
De pronto todo cambio, un ruido estremecedor me hace detener. Ese ruido me a seguido hasta estos días, se metio tan dentro de mi memoria que cuando cierro mis ojos lo escucho y vuelvo a revivir todo ese horrible suceso y me viene esa imagen donde observo hacia el horizonte desde lo alto de la isla y fijo mi vista hacia la playa, ¡O Sofía ! Fue lo primero que salió de mi boca, cuando esa inmensa ola se acercaba a la orilla. Yo, solo por Sofía en ese momento pedía, Dios salva su vida y toma la mía, no me haga romper una promesa que le hice a su familia. Esas eran mis palabras que repetía una y otra vez mientras el mar se recogía.
Gentes angustiadas, alborotadas, desconcertadas y aturdidas. Llantos y gritos de madres desesperados. El mar arrasaba con todo a su paso, algunos arrancaban y otros simplemente era inútil su huida, pues el mar en su espalda en un instante los sumergía, muchos... muchos morían, impotencia de otros que observaban, pues mas no podían. y yo, yo buscaba a mi Sofía.
Me apresure hacia la playa pensando en esa promesa, al llegar, la llame, y grite mil beses, Pero ella no contestaba, por más que buscaba ella no aparecía. Niños y mujeres de ese mar salían, pero mis ojos a Sofía no veían. No sé cuantas veces mas grite su nombre y a Dios yo maldecía, sino me entregaba a Sofía que él me perdone, pero ya no sería mi guía. Si, estaba mal para pensar todo eso, pero donde estaba él en esos momentos. Exigía una explicación y miraba al cielo para que el me la diera. Donde estaba la que sería la madre de mis hijos, con la que despertaría en las mañanas por el resto de mis días, mi mujer, mi señora, mi todo, estaba enloquecido. En ese Ínstate un hombre de unos cincuenta años, hablándome en español, me tomó del brazo al mismo tiempo que me tiró hacia atrás y me dijo.
Salgamos de la orilla que vendrá otra y será mayor. ¡No! Le grite, debo encontrar a mi mujer. No sea testarudo me respondió, quiere morir usted también. Si Dios me arrebató a mi mujer. ¡Sí! Quiero morir yo también. Quitando el brazo de su mano bruscamente, ésa fue mi reacción y contestación desesperada para ese señor. No diga eso amigo, me decía, pues que me quedaría a mí si yo pensara que Dios fue quien arrebató a mi señora y tres hijos y tomó nuevamente de mi brazo y prosiguió. óigame usted joven, me quedé completamente sin familia y me quiere usted quitar mas encima a Dios, Haciéndome pensar, que él es el culpable de todo este horror ¡no! Déjeme decirle que esta equivocado. El culpable de arrebatar a su señora y a mi familia no es Dios, es esa gran y maldita ola llamada Tsunami señor.
Y si no se va conmigo ahora mismo de aquí, también serás parte de este maldito horror, dejando a otros el dolor por su grave error. Me di cuenta que él tenia más fe que yo. También mucha razón y me aferré al él como un niño, el no hizo mas que acogerme en sus brazos y por unos segundos, quedamos en esa posición fuertemente abrazados, lloré y él también lo hizo y nuestras lágrimas caían haciéndose parte de ese mismo mar que nos quitó a Su familia y ha mi Sofía. Su pena, se suponía era más grande, pero él, era más fuerte de alma que la mía.
Hoy, que he querido escribir lo ocurrido, es un nuevo cumpleaños de mi hermana, su amiga, por ende es un año más de haber conocido a Sofía, abajo en el comedor esperándome, están todos nuestros amigos y familiares, mi hermana quiere que estemos todos reunidos al momento de apagar las velas y le dije que en un momento bajaría, pero antes, quería cerrar esta historia ya conocida.
Al hombre que salvó mi vida, no lo he vuelto a ver, perdí contacto ese mismo día, pues perdida mi mente tenia con Sofía. A ella la encontré mas tarde, una semana o un poco mas, claro solo su cuerpo, pues su alma estaba ya en el más allá. ese lugar que no tengo muy Claro donde está Y como será pero sé que ella con Dios está...
La sigo llorando y recordando, en esta historia así lo dice y no puedo escribir más pues mis lágrimas debo secar, y así poder bajar y celebrar con mi hermana un año más.
Esta historia está escrita en memoria a Sofía, el personaje inspirado en la chilena Francisca Cooper que falleció en Tailandia en la isla de Phi Phi en el sudeste asiático, y al resto de las víctimas de Sri Lanka, Tailandia, Malasia, India, Maldivas, Bangladesh y Birmania. La catástrofe dejó más de 14 mil muertos y miles de desaparecidos. Nota: no tiene ninguna relación con lo que vivió realmente la pareja de chilenos en Tailandia, solo fue inspirada en ellos. |