Me he reencontrado con él
con ese que se esconde detrás de mis pupilas
mirándome fijamente,
observando como el tiempo me ha deshojado la cabeza
mostrándose claramente idéntico
como si fuera un eco físico de mi propio ser
que desde el fondo de mí emerge triste,
temeroso de preguntarme por esta vida
que sus huellas va dejando

He permanecido observándolo observarme con ternura
esta infinita y curiosa calvicie que me corona
y que se resbala por mi frente hasta la punta de mi nariz
donde se convierte en centro de atención

Me mira como si perteneciera al reflejo de otro ser,
como si no fuera él mismo mirándose los matices de su blancuzca piel,
contándome los vellos para confirmar
que verdaderamente se corresponden con los suyos,
mientras mi mano, en un gesto cotidiano, se le acerca
señalándole alguna particularidad que no advierte
mientras persiste en el vano afán de transgredir los límites de su entorno
a fin de escapar de mi sometimiento,
y así evitar envejecer conmigo
en esta siamesa suerte que nos une
cada vez que frente al espejo me miro.