Di, era un príncipe de un reino lejano, que vivió alguna vez en un tiempo que jamás fue real. Siempre fue un joven depresivo, inseguro, y hasta capaz de jugar con su vida de una forma turbulenta, abusaba de drogas, iba de fiestas en fiestas. La relación con su familia no era estable ellos siempre tenían objeciones a sus deseos reales, tan solo porque sus padres jamas fueron parte de ninguna realeza o reino al cual Di creía pertenecer.
El "príncipe" sufría por la falta de amor, trataba de perder la sobriedad todo el día, hasta que había llegado un punto tal que ya nadie quería estar cerca de el.
- Estás sufriendo mucho y no te querés dar cuenta les decían algunos... a lo que él repondía: - Si querés seguir cerca mío, no me digas lo que tengo que hacer...
Di, ya no quería escuchar a nadie porque sabía que lo que el buscaba pronto iba a llegar aunque no sabía como, es que su falta de valor o quizá ese cerebro casi oxidado, no lo dejaba vislumbrar la forma de encontrar su felicidad.
Su novia cansada de sufrir lo había dejado tiempo atrás, ya no quería renegar contra una persona así, y Di, aunque lo negaba ahún sangraba por esa herida, sin saberlo lo que el buscaba se estaba acercando, eso que según le iba a cambiar sus días.
Fué una madrugada cargada de excesos cuando la encontró, casi por sorpresa, ya casi había terminado esa busqueda obsesiva, es más últimamente se lo veía más animado, había retomado sus estudios, pero parece que ese día 17 de un mes que no recuerdo estaba destinado para ser el dia que tanto había esperado Di.
Ella se acercó lentamente, al llegar Di sintió que su pecho estaba por estallar, sus pupilas habían empequeñecido al punto de desaparecer, su corazón no lo pudo soportar más, su cuerpo tampoco.
La muerte dejó de darle ventajas, y lo alcanzó antes de que la pálida dama entre una vez más por su nariz, como tantas otras veces en las que Di quería terminar con las distancias entre su vida y la muerte.