Ahí, bajo el alero de un fundador recordado por la piedra. Dos amigos se abrazaron.
Bajo la escultura de un Valdivia silencioso y negro.
Ahí, se cavó la tumba de una amistad atrasada y olvidada.
Sepultada en el desprecio de las frágiles memorias, de las esperas ingenuas, de la ira injustificada por los ajenos.
El Coronel. -Dedicado a Aldonza-.
Texto agregado el 03-05-2005, y leído por 181
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