Hoy tengo un día de esos,
Que te entran ganas
de romper una palabra contra el viento,

Que te faltan las ganas
y te encuentras acorralado
contra las cuerdas de una guitarra,

Dejando una balada,
en la memoria de una hoja de papel,
Arrugado.
Marcando el punto final
la gota de una lagrima.

Días que tropiezas mil veces...
con las mismas palabras,
Con las mismas caras.

Y te encuentras sin querer,
En un día de esos...
De calles manchadas de graffiti.
Estrellando miles de colores,
Contra paredes interminables...

Encerrado en el autismo,
Entre muros pintados de incomprensión
de un laberinto sin salida.
Con ganas de romper y destruir,
Sin saber muy bien él ¿qué?

Escapar durante unos segundos,
Para caminar por el filo de la muerte,
Intentando robarle una bocanada de vida
que me alimente,
Durante los próximos cinco minutos.

Escapar de ¿qué?
Tengo tantas cosas de que escapar,
Que no sé muy bien de que huir...
me encuentro perdido,
Dentro de un entorno bien conocido, bien definido.

Y como en el mapa del metro
busco la salida más cercana, inútilmente,
Siempre cierran un minuto antes de llegar,
Quedándome atrapado en un subsuelo
que nunca ha visto la luz del sol.

Entre la bruma de la marihuana
y el eco de una balada de Metálica...
Ojos de pupilas dilatadas,
Dejan ver la rabia del miedo.

Me alejo tanto de la realidad,
que se vuelve contra mí,
Convirtiéndose en mi peor enemigo.

Y padezco un sueño,
Que me eleva sintiéndome un iluminado,
En paz con migo mismo...
Levantándome una vez mas... un día mas del suelo,
Limpiando de mis labios el sabor del barro.

La verdad... a nada le encuentro sentido
es todo un deambular en círculos,
Arrastrando nuestra propia roca como Sísifo...